Lucciano salió primero del departamento para ir a la oficina, suena el tono de su celular y era mensajería cargada de imágenes. Las miró y vió cada una de ella, y con fecha de cuando fueron tomadas.— ¡Esto debe ser una jodida broma! Luggina y Miguel Ángel no pueden. Sonó el timbre de mensajería y eran nuevas fotos, las de hoy. Nuevamente Miguel Ángel cargando a Luggina para llevarla al ascensor. Lucciano miró fijamente cada una de ellas, se pasó la mano por el cabello y recordó las palabras que Luggina habló. —Era con el con quién hablaba ayer. ¿Qué secreto tienen guardados ellos dos? ¿Cómo es que él será tan feliz como ella, y que luego serán felices los dos, ¿Luggina me estás jugando sucio?Lucciano salió de la oficina envuelto en un mar de dudas. Tomó el ascensor y llegó al parqueadero.Subió a su Lamborghini Gallardo y salió en dirección del departamento de Miguel Ángel.Llegó al edificio, y subió al ascensor. Para llegar al piso según para encontrarlos infraganti.Llegó al p
Lucciano salió del edificio de Miguel Ángel y manejó sin rumbo fijo. ¿Cuanto tiempo pasaría que no se percató de en qué momento llegó al bar del IMPERIAL CLUB? recordó cada baile y presentación que vio de Luggina en ese escenario. ya estaba muy ebrio, tanto que no se dio cuenta de en qué momento, y ni quién lo llevó a su departamento. Dayanara había logrado su objetivo, separarlos sin intervenir mucho en sus vidas.Dayanara llevó a Lucciano a la habitación le quitó la ropa y se metió con él, entre las sábanas, nuevamente sacó diferentes fotos para enviarlas.Una semana pasó desde que Luggina salió de las oficinas de Alessandro. Cada día iban al puerto a esperar y siempre con la misma noticia. — No regresará hoy.Pero esa tarde ya casi noche, nadie se esperó lo que el jefe de la capitanía de puerto le diría.— Señor Alessandro, el jefe de la capitanía del puerto está aquí, solicita que lo atienda con carácter de urgencia.— Házlo pasar Marta, y trae café por favor.Ordenó a la asis
Semanas habían pasado desde la muerte de Luggina y Miguel Ángel.Alessandro fue dado de alta, su salud estaba delicada, y se mezclaban con la tristeza de la pérdida de su hija.— ¿Donde está Adriano Alonzo? — Preguntó Stéfano.— Tenemos que irnos pronto.— ContinuóTodos estaban en la mansión Pierre.Alessio, Fabrizzio y Alessandro con sus familia reunidos para ir a realizar una ceremonia en el lugar donde ocurrió la tragedia, de ahí fueron al puerto y ya en el barco, solo faltaban, Adriano Alonzo y Lucciano. ¡Stéfano! ¿Lucciano vendrá? — Manifestó Alessandro.- No lo sé, lo veo mal, todos estamos mal, pero él vive encerrado en su departamento y no recibe a nadie. — Es comprensible. No se qué decir.— Expresó con tristeza PierinaStéfano miró a Pierina que estaba como todos los días, con una tristeza marcada en sus ojeras. Alexa se acercó a ella, y la abrazó.— ¿Sabes que me duele más? Que ella se fue con su mente confundida pensando lo peor de mí, lo peor de Alessandro. Perdón, lo
Lucciano permaneció tirado en el césped hasta que la lluvia dejó de caer y el sol salió.Fue encontrado inconsciente por Dayanara.— ¡Lucciano! Lucciano. — Lo removió y no respondió.Como pudo lo llevó a dentro, lo puso en el sofá y lo cubrió con una manta.Dayanara llamó a emergencias. Y en menos de quince minutos fue trasladado al hospital.Había contraído una fuente neumonía.Los médicos lo atendieron con código rojo, pues su estado de salud estaba en riesgo.Le colocaron el oxígeno, y antibióticos y analgésico vías intravenosa.— Doctor el paciente está teniendo un paro cardio respiratorio.Lucciano tenía dificultad para respirar a pesar del oxígeno. — ¡Lo perdemos doctor! su presión está bajando.Lucciano estaba en peligro. Se estaba dejando morir. —¡Lo perdimos! — Exclamó uno de los medicos.En su inconsciencia lo único que podía estar en su mente era Luggina." Corrían por el campo lleno de lirios, el aire estaba perfumado con ese aroma suave de lirios, Luggina corría por es
Luggina y Miguel Ángel abordaron el yate ECLIPSE, quería alejarse de todo y de todos, poner en orden sus ideas, su mente era un cáos y no podía pensar con claridad.—¿Cuanto tiempo nos quedaremos Peque? Es para hacer un abastecimiento de agua y alimentos.—No lo sé, Mig. Lo único que sé es que no quiero regresar, no quiero ver a nadie. — Luggina estaba muy deprimida y su tono de voz se lo vi firmaba a Miguel Ángel.— Peque, yo haré lo que tú me pidas, no quiero verte deprimida, está no es la Luggina que vi crecer, quiero a esa hiper activa, risueña con los que ama y fría para quien no la conoce.— Esa se murió Mig, ya no existe.— No digas eso mi Prince, debes tener fuerzas para superar todo esto. Y cuando ya estés lista podrás enfrentar esa verdad que te cuesta tanto aceptar.Luggina lo miró, tenía que decirle lo que escuchó.— Miguel Ángel, soy producto de una violación. — Miguel Ángel se quedó de piedra al escuchar esas palabras.— ¿Que estás diciendo Luggina?— Lo que escuchaste
Las náuseas despertaron a Luggina, que salió corriendo al baño, sentada en el suelo y con la cabeza casi metida en el escusado, sentía que su mundo era como la ruleta de la fortuna, Se levantó, se duchó y cepilló sus dientes.Miguel Ángel ya estaba esperándola con el desayuno servido.— ¿Como estás mi peque? ¿Como amaneciste hoy?— Con el mundo girando. Tu sobrino es un huracán muy activo.— Eso significa que está muy bien. Ven desayuna que ya mismo viene al doctor para realizarte la ecografía.— ¡No! Hoy saldremos a recorrer el barco, primero vamos con el médico, y luego daremos el paseo, serán seis meses que viviremos aquí. Y después en Bora Bora. — Nadie sabe que eres dueña de una gran parte de esa isla, — Tenemos que organizarnos bien. Trabajaré y...Miguel Ángel interrumpió sus palabras.— No señora, usted no trabajará, tienes ese crucero y los Resort en Bora Bora, para que puedas vivir bien.— No Miguel Ángel, nadie puede saber que soy dueña de eso, ni de este crucero.Pero t
Pía volvió cargada de productos de belleza para su nueva amiga, explicó para qué cada producto.Luggina la miró sonriente y sintió que ahora a parte de Miguel Ángel tenía una nueva amiga, los meses pasaron y la amistad se fortaleció.Pía se había mudado al camarote con ellos para ayudar a Miguel Ángel con Luggina. — ¡Aaaaaah!¡Miguel Ángel! ¡Apúrate! no puedo más. ¡Despiertaaa!Pía saltó de su cama y corrió a ver a Luggina al igual que Miguel Ángel.— ¡Peque! ¿Que te pasa mi Prince?— ¿¡Que no estás viendo!? Tus sobrinos pequitos ya ¡vieneeen! y ¡dueleeeee!Pía corrió a cambiarse y salió a pedir el ascensor mientras Miguel Ángel corría de un lado a otro.— ¡Miguel Ángel! Estoy aquí, mírame.Miguel Ángel reaccionó, tomó a Luggina para sentarla en una silla de ruedas.— ¡Se adelantaron! La cesárea está programada para la otra semana. Luggina estaba sintiendo nervios y sudaba frío.— ¡Tranquila peque! Los pequitos estarán bien.Entraron al ascensor y pronto estuvieron en la clínica el
— !Niños! Se comen todo, hoy es su primer día de clases y tienen que estar llenos de energía.— ¡Sii!. — Todos gritaron al unísono.Tres años más habían pasado, ahora estaba listos para su primera aventura escolar.Cinco años habían pasado, cinco años en los que Luggina había tratado de olvidar el dolor del engaño y la traición de la cual ella sintió ser objeto.— Tío Mig, ya estamos listos para nuestro día de colegio.— ¡Perfecto! Mamá, Pío y yo los llevaremos.Los pecos corrieron a abrazar a su tío y luego salieron como soldados en fila al auto, tipo Buceta.Cantaban y reían felices, así fue el trayecto al jardín de infantes.Bajaron muy ordenados, pidieron sus mochilas y loncheras y caminaron seguidos por sus tíos y madre.— Buenos días maestra.— Saludaron .— Niños Larusso, bienvenidos al salón de clases pasen y tomen asiento.Los niños giraron y miraron a sus tíos y se despidieron, luego de su madre.— Adiós mami, no te preocupes yo cuido a mis hermanos y a la princesa Janna Luig