Las gotas de lluvia golpean los vidrios de mi recámara, con tal fervor, que parece que en cualquier momento se van a romper los cristales de los enormes ventanales.
Ventanales que adornan, toda esta prisión.Mi corazón está a punto de un paro, no aguanto más. Estoy a punto de un colapso nervioso.La luz tenebrosa de un relámpago atraviesa por un enorme ventanal, la antesala de un trueno, el sonido de este me paraliza, sonó como el estómago del mismísimo Diablo, me aferro a mis cobijas y me meto en ellas.Aitana es solo agua, con un demonio tranquilízate.Mi corazón parece que va a salirse de mi pecho, estoy bañada en sudor, a pesar del maldito tiempo que llevo aquí jamás me voy a acostumbrar a sus infernales tormentas.Tormentas que pueden durar horas, días, o semanas.Yo creo que por eso el infeliz, hijo de puta, me envió a este maldito lugar porque odio las tormentas, de seguro quiere que me vuelva loca, para deshacerse dé mí, pero no le voy a dar el gusto, si me quiere ver destrozada, lo tendrá que hacer con sus asquerosas manos.Un trueno más se escucha, y grito como loca.¡Joder, joder!Escucho que se abre la puerta y es mi doncella.—Mi señora, ¿Está bien?—, trata de descobijarme, pero me aferro a las cobijas como si de esto dependiera mi vida.Otro trueno suena, y eso me hace temblar y rechinar mis dientes, cada músculo de mi lienzo está tenso, a causa del miedo, en estos momentos lo odio más, espero que el infeliz se muera pronto, y que sea una muerte lenta y dolorosa, que acabe su vida en agonía.—Mi señora, solo fue un trueno, todo va a estar bien—dice Belinda, y me empieza a acariciar suavemente—. Solamente es lluvia.Siempre me dice eso, para tranquilizarme.Las yemas de sus dedos recorren mi cuello, mi columna vertebral, los dedos de Belinda hacen magia, siento como mi respiración empieza a regularse, al igual que los latidos de mi corazón, los tendones de mis manos se van a aligerando y lentamente voy soltando las cobijas, puedo sentir como mi bella doncella se mete a la cama y me abraza, el calor de su cuerpo me tranquiliza y a la vez me llena de nostalgia.—Ve mi señora, todo está bien.—¡Oh, Belinda! Estoy harta de esto, no quiero morir aquí, no quiero—, las lágrimas salen de mis luceros azules a cántaros.—No lo hará, yo me aseguraré que eso no suceda, verá que tendrá la oportunidad de salir de este horrible lugar, y vengarse del rey por todos los infortunios que la ha hecho pasar.—Los Dioses saben que lo que más deseo es vengarme de ese monstruo, cobrarle: Cada lágrima, cada noche en vela, la humillación de saber que mete su pito en cada golfa del reino, denigrando mi nombre, y el de mi familia, lo espero con ansias, pero a veces pierdo la esperanza tenemos 4 años aquí, recuerda lo que pasó el primer año, cuando intentamos escapar. Mató a todos los que podían a ayudarnos—, no puedo dejar de llorar, por sus humillaciones, por robarme mi vida, mi inocencia, aún sus palabras retumban en mi cabeza:«Perderás todo, tu vida, tu belleza, tu dignidad, tu equilibrio mental y emocional, las personas que amas, perderás las ganas de vivir, y cuando hayas perdido todo como yo, y estés hecha m****a ese día, tendrás el permiso de tu rey para morir»Las lágrimas se mezclan con mis fluidos nasales, mis lágrimas son de: Odio, de ira, de impotencia, de rabia de saber que él es libre, y yo una prisionera, de algo que no hice.—Tranquilícese, sé que la vida, le dará la oportunidad de a justar cuentas, le he rezado mucho a los dioses para que eso suceda.—, me acaricia el pelo —. Ande duerma—, me sigue acariciando mi larga cabellera, hasta que me quedo dormida.[…]Me despierto alterada por el jodido sueño que tuve, este se vuelve a reproducir en mi mente:«Por favor, Rhaegar; yo sería incapaz de eso, por favor no me mandes a ese lugar, soy tu esposa, tu reina»«Tú no eres nada para mí, eres una m*****a, te odio y te odiaré, toda mi vida»Puedo sentir todavía, sus manos estrujándome con fiereza, empujándome al suelo, sus palabras venenosas, sus luceros llenos de odio mirándome.Debería dejar esos recuerdos, pero no logro hacerlo, mientras ese engendro del demonio está feliz de la vida, y yo aquí. El odio que siento por la rata inmunda es lo que me mantiene viva.Me levanto, y enseguida voy al baño, me miro en el espejo y mi rostro luce realmente cansado, mis luceros están rojos y cubiertos por unas enormes ojeras.Quizás me puse mal, porque ayer cumplí 4 años en esta m*****a isla. Quizás por eso siento esta m*****a opresión en mi pecho, una que me dificulta respirar.Estás bien Aitana, todo estará bien.Me levanto, y aunque odio este paraje, necesito saber que las 5 familias que viven aquí, están bien, esas personas han sido mi familia, en todo este tiempo, y no quiero que nada les pase.Estoy haciendo el rondín del reencuentro de los daños, gracias a los Dioses, los daños son mínimos, solo hay que asegurar mejor el invernadero, el techo de una de las casas, miro a mi alrededor y la isla es tan pequeña, solo hay 5 casas, mi cárcel, y el enorme invernadero, y alrededor solo hay agua, y más agua, la verdad no sé ni dónde estoy, solo sé que para llegar a este maldito sitio nos llevamos 10 días.Me paro en una roca, y cubro con mi mano mi rostro, miro al horizonte, deseando con todas mis fuerzas que alguien venga a rescatarme.¡Por el amor a los dioses, Aitana! Deja de martirizarte con cosas que jamás pasarán. Ni los Dioses saben dónde estás.Me quedo un poco más, hasta que siento como alguien jala mi falda, agacho mi mirada y veo a la pequeña Sophie, sus enormes luceros verdes, se clavan en mí.En seguida me bajó de la piedra y me agacho, quedando a la altura, de la hermosa pequeña.—¿Qué pasó, Sophie?—le digo con un tono suave y le acaricio su regordeta mejilla.—Podemos ir al castillo a pintar, mi reina.—Claro pequeña, solo déjame ir a ver a tus padres, y vamos—tomo su mano, y caminamos hasta su pequeña casa, como me gustaría que las familias que viven aquí tuvieran una mejor vida, sobre todo los niños, mi corazón se regocija cuando pienso que quizás esto es lo único que conocerán. Y mi odio por el malparido crece más, porque no solo me arrastró a mí a este infierno, también a personas buenas, personas que merecen una mejor vida.Caminamos hasta llegar a la casa de la pequeña, toco la puerta de madera, y enseguida escucho la voz de Aranza:—Pase, por favor—empujo la puerta, y entro, al instante que Aranza me ve, hace una reverencia, y pide disculpas:—Su majestad, perdóneme, pensé que era alguien más.—No te preocupes, nada más venía a ver ¿Cómo están?—Bien, mi reina, pasamos mala noche por la tormenta, pero ya nos hemos acostumbrado a esas tormentas.—Ya saben si necesitan quedarse en el castillo pueden hacerlo, es demasiado grande.—No es necesario, mi señora. Aquí estamos bien.Sé que me está mintiendo, quien estaría bien, en este pedazo de tierra, olvidado, donde la vida se hace cada vez más pesada.—Bueno, está bien, me voy a llevar un rato a Sophie.—Si, mi señora.Tomo de la mano a la pequeña, y salimos, enseguida que llegamos a mi cárcel, pido algo de comer para la pequeña, y voy por los instrumentos para pintar.No tardo nada, y empezamos con su lección, sus enormes ojos me miran entusiasmada.Está pequeña, es uno de los motivos, por los que me levanto cada día, ver su cara de felicidad e inocencia, me dan un poco de esperanza.Estamos tan entretenidas, de pronto se abre la puerta abruptamente. Mis luceros enseguida se clavan en Belinda, se ve que corrió bastante para llegar aquí.—Mi señora—, levanta su mano y puedo ver, una carta, me levanto, porque ha de ser una carta de mi padre, tenía meses sin noticias de él, así que me levanto, y corro como loca, y se la quito con rapidez, mis manos tiemblan, es tanta mi ansiedad, que rompo el sello de mi casa, abro la carta, y de inmediato siento que todo se nubla a mi alrededor, el dolor se instala en mi pecho, es asfixiante y muy doloroso, mis lágrimas salen a mares.—Mi señora, ¿Qué pasa?No puedo hablar, solo lloro. Belinda me abraza,—Belinda, mi padre, él ha muerto—mi padre era lo único que tenía, y ahora se ha ido.¿Por qué Freya? Que hice para merecer tanto dolor, grito del inmenso dolor que estoy experimentando, es algo que me quema por dentro, siento que mis órganos van a estallar, el hijo de perra tenía razón, voy a perder todo.Siento que no respiro, y caigo en el suelo, únicamente siento un dolor agudo en mi cabeza.[…]Me despierto y tengo a mi lado a Belinda.—Oh Belinda, mi padre, lo único que me quedaba esta muerto y ni siquiera me pude despedir de él, moriré en este maldito lugar—, lloro a mares una vez más—No diga eso mi señora, la muerte de su padre puede ser el pase a su libertad.—No entiendo.—Si su padre está muerto, el rey querrá anular el matrimonio, y para eso tiene que sacarla de aquí, esta es nuestra oportunidad mi reina.—Y si no viene, no lo a hecho todo este tiempo.—Sin su padre, su casa está débil, y él va a aprovechar esa oportunidad. Ande sé que está triste, pero ya habrá tiempo para llorar, ahora hay que idear un plan para salir de este lugar.[…]Han pasado 3 lunas, y ese engendro del demonio no ha venido, ya no tengo esperanzas, el dolor me está consumiendo, y aunque luzco hermosa por fuera, por dentro me estoy marchitando.Es una noche fría, estoy en el salón principal, ni el calor del fuego de la chimenea, logra calentarme, es porque mi alma está fría.Escucho como las pesadas puertas de hierro forjado se abren, y puedo ir esa m*****a voz que me ha perseguido por estos 4 años:—Ahí está, la reina sin corona—su tono es frío, sarcástico, y nefasto.Mi respiración se acelera con cada paso que da, escucho sus botas y el crujir de la madera, eso me pone los nervios de punta.El hijo de perra, está aquí, y vino a arrebatarme, lo único que me queda.Si por un momento cree que lo voy a dejar humillarme, está muy mal, le demostraré que ya no soy esa niña de 17 años , la cual rompió y humilló, esa niña que le era devota en cuerpo y alma. Si él me odia, mi odio por él, es más inmenso que el cielo.—No vas a saludar a tu rey, tiene mucho que no nos vemos—dice con un tono burlón.Tomo un abre cartas, lo agarro con tal fuerza que mi corriente sanguínea se corta enseguida, y mi puño se pone blanco, la marca en mi dedo anular con sus iniciales, me arden de tal manera que parece que se va a incendiar.Quiero matarlo, ver cómo su asquerosa alma se le va de su inmunda presencia, pero si lo hago acabaría muerta y está noche no es mi intención acabar de esa manera.Solo han pasado unos minutos, pero parece una eternidad, respiro profundamente y v
—¡Joder, Belinda! Duele, duele como un infierno.Belinda oprime más el trozo de tela con agua realmente helada, el frío me invade, y empiezo a temblar como una hoja cuando el viento la mueve.No sé si estoy temblando por lo frío de la manta sobre mi piel mallugada o porque siento que en cualquier momento van a derribar esa puerta, y nos cortarán el cuello como viles cerdos, la idea de mi cabeza sobre una estaca, me provoca más escalofríos.Belinda oprime un poco más la tela y grito del dolor.—¡Mi señora, perdóneme!—No te preocupes, ¿Falta mucho?—No, estoy por terminar—moja dos veces más la manta y por fin termina.—Listo mi señora, en unas cuantas horas no habrá rastro del atropello del rey.—Ojalá, que con tus remedios, se quitaran todas las cicatrices de mi alma.—No se ponga así, todo lo que ha tenido que pasar la han hecho más fuerte.—Lo sé.Nunca olvidaré los primeros días que estuve aquí, como me enfermé de gripe, las altas fiebres, los delirios, el dolor asfixiante de mi pe
¡Maldita sea!¡Maldita sea!¡Maldita sea!El promiscuo no debería estar aquí, ahora que hago, tengo dos opciones: Salir de aquí, y demostrarle que no le tengo miedo o esperar a que el pervertido venga hasta mí, y estar a su merced.Sin duda alguna la primera opción es la mejor, no me dejaré intimidar, sobajar, jamás, así que doy un par bocanadas de aire, y lo suelto lentamente.—Sé que estás ahí, no tiene caso que te escondas, o que jamás habías visto una verga, si gustas puedes venir a arrodillarte, y darle una buena mamada a tu rey, pero es verdad eres una ignorante en esos temas—usa su nefasto tono burlón.¡Hijo de perra!Me sumerjo y nado hasta donde el perro está, antes de salir dejo a lado la vergüenza y el pudor, jamás un hombre me ha visto desnuda, y saber que será el primero, me llena de rabia, claro él no lo sabe, ni lo sabrá.Me sostengo del barandal y salgo lentamente de la piscina, gracias a los Dioses, mi larga cabellera, se pega a mi cuerpo y me cubre mis pechos, y un p
Rhaegar.Veo como la maldita se aleja, va cojeando, verla así tan desecha, me duele, eso me enfurece, porque ella menos que nadie merece mi compasión, ella me arrebató a la mujer que amaba por su puta ambición, por su capricho conmigo, porque ella nunca me amó, nunca sintió nada por mí, todo ese amor que decía profesarme siempre fue mentira, ella solo quería la corona.Pero verla así, ¡Joder!Me doy media vuelta, y no puedo seguir viéndola, camino rápidamente, mi corazón late salvajemente que parece atravesará mi caja torácica, mi respiración es pausada, y me duele el pecho horriblemente.¡Joder! Me duele hacerle daño, eso no debería pasar, ella no merece nada bueno, ella me traicionó, me mintió, jugo conmigo por años.¡Te odio, Aitana! Eres una puta bruja.Llego a mis aposentos, y tomo la botella de vino que hay en mi buró, con desespero me la empino.Si perderme en el alcohol, y follarme a una puta, eso es lo que necesito para olvidar esa maldita mirada, esos preciosos mares profund