Todavía no entendía como se había dejado convencer por Melissa ir a fiestas no era lo suyo, más bien todo lo contrario prefería quedarse en casa con un buen mate al lado; aquella era un costumbre que había cojido de Lana. Casi quise sacudirme a mi misma, sabía que odiaba aquello lugares con demasiado ruido y una gran multitud de gente. Donde todo el mundo parecía creer lo Quién eras menos tú, aunque como decía si hermano el prestigio, el dinero y los contactos hacen al mundo hermanita por un momento pensó que aquello era cierto, era lo único coherente que había dicho en los últimos dos años, claro, cuando no estaba hasta arriba de heroína.
Habia tenido suficiente de aquel lugar, pago la botella de agua mineral y decidió buscar a Melissa, para avisarle que se marchaba odiaba dejarla sola pero ahora su mente se lo pedía al igual que el so
Habian pasado tres días desde aquello una parte de mi mente evitaba pensar en eso y tratar de ser normal, tenía que ser cuidadosa solo sentir la presencia de un hombre de manera amenazante la hacía temblar por las noches intentó contener mis gritos y sollozos. Me encerré en mi intentado convercerme que no volvería a pesar y que debería dejar de atormentar me porque había muchas mujeres que pasaban por ello y salian adelante.Por eso tenia que asegurarse salir de esa autocompasión volver a ser la de antes pero ¿Podría logralo? ¿Dejar todo atrás? Sabía que podría pero necesitaba ayuda y a mi mejor amiga Melissa, ahora es todo lo que necesito porque tengo que estar bien.Me visto para ir a desayunar, un tormentoso desayuno es lo que me espera; me visto con un jeans y una camisa cuello alto y me maquillo para c
Hunter(Día de la fiesta)Nada como despejar la mente con tus seres queridos eran días difíciles en el club. Tengo el presentimiento que todo esto explotará, toda la atención esta en nosotros los prospectos hace poco descubrimos que hace cinco años cuando murió Eva uno de ellos dio un pitado y capturaron a la mujer del prez, aunque ahora descubrimos que el verdadero objetivo era la pequeña Emma, la conozco desde siempre he vivido en el club y me siento orgulloso de esto; aunque mi madre no lo este y haya salido corriendo cuando aquello sucedió mudándose a Virginia, aunque estaba realmente cerca de ella, era mejor no visitarla y exponerlas a las mujeres de mi vida.Habia vuelto hace pocas semanas del servicio militar, le gustaba aquello a
Alexandra.Tomé asiento y mantuve mi mirada lejos de la suya, no quería verlo no queria recordar tenia miedo, miedo de sentirme fuera de si porque entonces el castigo seria peor. Tome mi copa llena de agua y le di un trago, y mantuve mi mirada en mi plato vacío. No quería aquel depravado cerca de mí, temblaba;mis piernas estaban convertidas en gelatina y mis manos sudaban a mares ¿Qué podía hacer?¿Marcharme? Aunque era una opción, pero enojar a don Federico tenia que estar fuera de ese alcance, él podía hacerme más daño. Lo conocía para él ser perfectos era sus día a día.No quería salir herida pero tampoco quería morir callada. No quería ser una más.
3 meses despuésHunter-Wolf tienes que entenderme, la chica no tiene la culpa de nada- hable furioso, eramos unos hijos de puta pero jamás en los años del club habíamos metido a los niños entre las disputas-. Sé que estás furioso al igual que el prez pero ese hijo de puta Phill es el presidente ahora busquemos una forma de dañarle el culo.Me miro impotente, dándole fuertes golpes al saco, en sus ojos podía ver la sed de venganza.-La niña no tiene nada que ver- dijo sorprendiéndome-, pero padre es el presidente y acatamos órdenes, y no lo traicionamos a nuestro hermanos.
Hunter(Dos días antes)Di otra calada a mi cigarrillo. El club se había vuelto un caos desde que el prez se había estirado de la maldita existencia de la hija del ex presidente de los Dragon's; Miguel también lo estaba pero sabía que su padre estaba cometiendo un error y muchos de la mesa lo sabíamos pero no éramos capaces de decir nada. Todo en aquel punto era una total mierda y solo Ades sabría que sería de nosotros si abríamos la jodida boca.Había decidido dar un movimiento y en aquel punto éramos capaces de todo por salvar aquella niña que no tenía culpa de los pecados de sus padres.Observé a Miguel, quien se encontraba retraído en sus pensamientos, me dio una larga mirada y lo supe, bus
Dosdíasdespués—¡Hunter!— gritó alguien, cerré fuertemente mis ojos ante el pinchazo que sentía en mi cabeza.Gruñí al estirarme y sentir esa molestia en mi costado.—Gracias a Dios que estás despierto, nos tenías con el Jesús en la boca— chilló mi madre, la abracé intentando calmarla—. Estuviste dos días inconsciente.—¿Dos días?— Mi voz sonaba rasposa y rara.—Sí, dos días— la apreté contra mí, ver las ojeras en sus ojo
AlexandraMire a todos lados antes de bajarme del taxi, pague al conductor y sali disparada a la pequeña cafetería de la cuidad, me había costado localizarla pero nada que un buen GPS no ayudara. Me senté en una de las mesas más alejada de la entrada y quite la capucha de mi cabeza para que se notara la pañoleta blanca, habia estado muy indecisa sobre venir y arriesgarme pero era mi única oportunidad, ir a la policía seria algo estupido todos allí trabajaban o estaban comprados por mi padre si acudía seria como sucidio.Pedí una coca-cola y fui dándole pequeños sorbos, hace dos horas cuando había marcado a su teléfono desde el móvil de John dijo que estaría a las dos más tardar; volteó al escuchar la campaniña de la cafetería sonar, entonces lo veo alto, músculo y tatuado. Por un momento levanto la mano pero la
HunterNo quería presionar pero aquello me preocupaba por un momento quise dar vuelta y volver a dejarla. Aquello era peligroso y el club y mi culo no necesitaban más problemas ahora pero ese sentido del deber y querer ayudar me hacia sentir culpable con mis pensamientos; no era un hombre justo y amable, y el jodido Ades lo sabía, había sangre en mis manos había matado y quitado la vida con ellas solo cuando era necesario, era un hijo de puta.La miraba por el retrovisor para asegurar que estuviera bien, durante los pocos minutos que habíamos conversado en la cafetería había notado pequeños cambios en ella, como se pegaba más a la silla cuando sentía alguien acercarse y como le había costado quitarse la chamarra, estaba jodido lo sabia y no paraba de pensar en ello. Sabia que no confiaba en mi por eso mantuve sin seguro el automóvil, dándole aquella confianza pare