CAPÍTULO 14

SKY KING

A veces intentamos ponernos un escudo.

Y a veces, ese escudo se trata de una sonrisa que se transforma en risa y después te da un doloroso puntazo en el pecho porque te ha reído demasiado.

Esa fue mi reacción.

Fue mi escudo al oír la estupidez más grande de toda mi historia.

Sí, mi historia.

Me cruzo de brazos una vez calmada y me indigna que se haya quedado serio sentado en su cama y viéndome como si fuese una ridícula de mierda.

—¿Ya terminaste de reírte o puedo seguir explicándote lo que se supone que debes saber, Sky? —enarca una ceja.

—No sé de que trato estás hablando. Creo que deberías dormir, Gabriel—me meto al cuarto de baño y cierro la puerta antes de que se le ocurra replicar.

Gracias a Dios existen las puertas.

Comienzo a ponerme mi pijama a la misma velocidad que mis pensamientos van. Lo que acaba de mencionar nunca lo supo nadie. Ni mi madre se atrevió a leer mi diario íntimo.

Y si alguna vez lo tuve, lo tire a la basura por ese mismo miedo de que me