CAPÍTULO 16

Como si me hubieran quitado una venda de los ojos, como si me hubeise despertado de un dulce sueño, de esos que no seas despertar porque estas viviendo lo que siempre quisiste.

En cambio, mi realidad se volvió en cuestión de segundos que me tomó deducirlo, en una pesadilla.

Tenia ante mí a alguien a quien no quería, a quien le había vendido mi alma con tal de estar con otra persona. Pero…esa persona resultó ser lo que yo no quería, sino, la misma a la cual lleve a cabo el trato.

Caigo sentada en la cama de Gabriel con lagrimas en mis ojos que no caen. Mi boca se siente áspera, mis labios están entreabiertos. No puedo decir nada, me he quedado muda. Solo intento de silabas que ni eso puedo llamar.

Lo que se supone que tengo en frente tiene la cabeza agachada, con las manos entrelazadas sobre sus piernas cruzadas. Entonces aquel gesto corporal, en la manera en que está sentado, me hace dar cuenta que lo tuve ante mí todo este maldito tiempo.

—¿Qué clase de trato acepté conti