Capítulo 385
Andrés sabía que quizás todo era un sueño.

Si pudiera, desearía que ese sueño nunca terminara.

El tiempo pasó volando.

El otoño en Puerto Cristal siempre era corto, y en un abrir y cerrar de ojos llegó el invierno.

El día de inicio del invierno, Fabiola llamó a Sonia para invitarla a cenar a casa de los Campos.

Antes de que Sonia pudiera responder, Fabiola continuó: —Ah, ¿escuché que estás embarazada? La abuela está feliz con la noticia, y además, hace mucho que no vienen por aquí, ¿verdad?

—Si no quieres venir, no hay problema, iré yo a Villa Azulejo. Tengo que hacerle llegar el cariño de la abuela.

—No le dejaba opción para negarse.

Sonia apretó los labios y finalmente aceptó.

Cuando Andrés regresó de la reunión, ella le contó la noticia.

Andrés frunció el ceño: —¿Aceptaste?

—Sí.

—Bueno, entonces vamos juntos en la noche.

Mientras decía esto, Andrés le entregó una tarjeta de invitación: —Acabo de recibirla, mírala.

Sonia se sorprendió, pero tomó la tarjeta de forma casi automática.

A
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