Capítulo 187
Las lágrimas comenzaron a caer mientras Ana hablaba.

—No te preocupes —dijo Javier mientras le secaba las lágrimas con la mano—. Solo estaba... demasiado enojado. ¿Cómo pudo Sonia convertirse en alguien así?

—En realidad... Sonia no tiene toda la culpa, pero soy egoísta. Entre ella y mamá, prefiero que mamá pueda seguir viviendo.

Ana se mordió el labio antes de continuar:

—Papá, de hecho, se me ocurre una solución.

—¿Qué solución?

—Sé que Sonia... firmó un documento de donación de órganos antes, así que si le llegara a pasar algo... ¿el trasplante ya no sería un problema, verdad?

Al escuchar esto, el rostro de Javier cambió drásticamente. Miró a Ana con incredulidad, como si no pudiera creer que una idea tan cruel hubiera salido de sus labios.

Ana, al darse cuenta de esto, se apresuró a explicar:

—Yo... solo quiero que mamá viva. Papá, tú has visto cómo la enfermedad la está destruyendo. Simplemente... no puedo soportarlo.

Javier guardó silencio.

Aunque él también sentía un
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