Capítulo 103
Nunca habían compartido una cama para dormir. Sin importar cuán agotada la dejara, ella siempre recordaba volver a su propia habitación. Por eso Sonia siempre sintió que no eran tanto un matrimonio como... compañeros – compañeros en la cama, compañeros en la vida.

Para Sonia, compartir una cama sin intimidad era algo más íntimo que el sexo, porque solo las personas que se aman hacían eso. Y claramente, ese no era su caso con Andrés.

Ahora, Sonia estaba acuclillada junto a la cama, observando el rostro dormido de Andrés. Un rostro que había visto tantas veces que podía dibujarlo con los ojos cerrados – de hecho, lo había dibujado muchas veces en su juventud. En aquella época, Andrés vestía el uniforme blanco escolar y era el centro de todas las miradas. Con los años maduró, sus rasgos se volvieron más refinados y elegantes, pero esa aura fría y noble se intensificó tanto que, incluso teniéndolo frente a ella, Sonia lo sentía... inalcanzable.

Mientras reflexionaba, el supuesto dormido ab
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