Elliot tragó saliva y dijo con confusión: “Estaba llorando hace un momento, así que le di un poco de leche, pero vomitó después de beber. ¿Hice algo malo?”.

Avery comprendió y se acercó a él. Miró a Robert. Su boca todavía tenía algo de espuma blanca.

“Los bebés vomitan. Cuando crezca, estará bien”.

“Pero no vomitó cuando le diste de comer por la tarde”. Elliot sospechaba que había hecho algo malo.

Él no estaba exagerando. Cuando Robert se había terminado todo el biberón de leche, había vomitado casi todo, lo que había empapado por completo la camisa del hombre.

Al ver la sinceridad con la que Elliot le preguntaba, ella analizó el problema por él. “Cuando prepares la leche, asegúrate de no dejar que entre demasiado aire en la botella. Después de que Robert termine de beber, debe estar erguido durante un rato. A veces, por más que le prestes atención, seguirá vomitando. Esto no es culpa tuya. Él está en una edad en la que simplemente vomita”.

Elliot dejó escapar un suspiro de aliv