“De acuerdo. Si no quiere venir, no la obligues”, dijo Avery.

“De acuerdo”.

Como Avery esperaba. Tammy no quería ir a su casa, pero no era porque Elliot estuviera allí. Era por Eric.

Tammy era una fanática de Eric. Tenía muchas ganas de verlo, pero como había bebido demasiado la noche anterior y había llorado terriblemente por la noche, ese día tenía la cara muy hinchada. Tenía los ojos enrojecidos e hinchados, y apenas podía abrirlos. No podía ver a nadie en esas condiciones.

Después de la cena, Avery se despidió de Eric. Cuando volvió a la sala de estar, vio a Elliot cargando a Robert. Era la primera vez que veía a Elliot con un bebé en brazos. Ella pudo ver que él estaba un poco nervioso. Su cuerpo estaba tenso, especialmente los brazos.

Elliot era alto. Tenía las extremidades delgadas. Robert, en cambio, era extremadamente pequeño. Probablemente Elliot tenía miedo de que se le cayera el bebé.

“Él sabe que lo estoy cargando, pero no está llorando en absoluto”. Había una pizca