Nora no se atrevió a replicar. ¡Avery había enloquecido! ¡Ella estaba muerta de miedo!

“Me subestimas”. Avery pellizcó el rostro dolorido y sin dignidad de Nora. Ella enunció: “¡Nunca he dependido de un hombre para vivir! Aunque el cielo cayera sobre mí, daré a luz a mi bebé con éxito. Tus planes pueden funcionar una o dos veces. ¿Crees que funcionarán la tercera vez?”.

...

Cuando Chad se apresuró a acercarse, la cara de Nora ya estaba hinchada.

Cuando Nora vio a Chad, gritó al instante: “¡Chad! ¡Ayúdame! ¡Avery ha enloquecido! ¡Me golpeó! ¡Me va a matar a golpes! ¡Bua, bua, bua!”.

Chad se acercó inmediatamente a ella y apartó al guardaespaldas de Avery.

“Avery, ¿qué estás haciendo? Estamos en la oficina. No deberías venir aquí para hacer una escena”, le dijo Chad con severidad mientras ayudaba a Nora a levantarse.

Avery tenía una mirada gélida y tranquila. “Le daré una lección donde quiera. Si no estás contento con eso, tráeme a tu jefe para que hable conmigo”.

Chad se quedó s