“Estoy aquí para darte dinero”, dijo Avery. “Necesito que me ayudes a hacer algo. Si haces lo que te digo, te pagaré. Puedes decir tu precio”.

Cole nunca pensó que él sería útil para ella.

“El dinero es un asunto menor. En realidad, Nora y yo ni siquiera somos conocidos. Solo coqueteé con ella en aquel entonces porque creí que eras tú...”.

Aunque no había dicho explícitamente si la ayudaría o no, sus intenciones eran claras.

“¿Cuánto dinero ganó tu empresa el año pasado?”, preguntó Avery con despreocupación.

Cole se rascó la cabeza con incomodidad. “¡Unos cientos de miles! Sé que no soy capaz. Lo que gano en un año es menos de lo que gana mi tío en un día”.

“Cole, te daré un millón y medio”, lo interrumpió Avery. “Si puedes aceptar este precio, seguiremos discutiendo”.

“Avery, con lo bien que nos conocemos, aunque no me pagues, ¡te ayudaré igualmente!”. Cole se ajustó las gafas para ocultar el deleite que había en él.

Claro que iba a aceptar un millón y medio.

“Todavía no he o