Avery metió con fuerza su bolsa en las manos de Elliot. "Elliot, el niño acaba de moverse en mi barriga. Cada palabra que le digas en este momento, él puede escucharla".

Elliot la miró aturdido, como si acabara de electrocutarse.

"¿Puedo tocar tu barriga?", preguntó él con voz ronca.

"Ahora mismo no se mueve. Ahora mismo es bastante pequeño y no se mueve mucho".

Este era su segundo embarazo. Era diferente a su primera vez. La primera vez había soportado cada reacción durante el embarazo en secreto y por su cuenta porque había tenido miedo de que él se enterara. El miedo era mucho más abrumador que la alegría de ser madre.

Sin embargo, esta vez, durante el embarazo, pudo disfrutar a fondo de todo el proceso.

Elliot puso sus grandes palmas sobre la barriga de Avery. El calor en su mano se extendió a ella, lo cual hizo que su cuerpo se tensara de repente.

Tal vez el niño que llevaba dentro percibió sus sentimientos nerviosos, ¡pues le dio una patada en la barriga!

Avery no pudo ev