Tras permanecer encerrada en la mansión durante tres días, Julieta había llegado a la conclusión de que obedecería a sus padres y se casaría.

"¿Realmente lo has aceptado, Julieta?", preguntó la señora Sutton.

"Mamá, si no puedo luchar contra mi enemigo, solo puedo rendirme", dijo Julieta con tranquilidad. "Ya he dicho antes que nunca he querido molestar a mi familia. Si he hecho algo mal, aceptaré el castigo por mí misma".

"No lo has entendido", dijo la señora Sutton. "Sé que nunca lo harás, porque piensas que es injusto. Yo también lo creo, pero hay mucha gente en Ylore que ni siquiera logra llegar a fin de mes. Puede que sea injusto, pero tenemos que soportarlo".

"Tienes razón". Julieta estuvo de acuerdo. "¿Ha vuelto Jane de la escuela? Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que la vi. Quiero hablar con ella".

"Está en su habitación. Puedes ir".

Julieta se dirigió hacia la habitación de su hermana pequeña y llamó a la puerta. Poco después, la puerta se abrió.

"¿Julieta?".