Avery se dirigió rápidamente a la puerta. Al ver la cara de cansancio y falta de sueño de Elliot, frunció las cejas.

"Elliot, ¿qué demonios te pasa? Son solo las seis. El sol aún no ha salido...". Avery se sintió un poco mareada. Sentía como si se hubiera quedado sin aliento.

"Abre la puerta". Elliot miró la puerta cerrada.

"Dime primero por qué estás aquí". Avery lo miró con los ojos enrojecidos. De repente pensó en la llamada de Layla de la noche anterior.

Ante ese pensamiento, antes de que él pudiera responder, abrió la verja y lo dejó pasar.

"¿Sabes por qué estoy aquí?". El hombre miró la puerta abierta y se burló de Avery. "Avery, ¿acaso no te sientes culpable?".

"¿Culpable de qué? Nunca he cometido ningún crimen ni he traicionado a mis seres queridos". Avery estaba tan furiosa que temblaba. Entró con paso firme.

Elliot la siguió y entró también.

"Señorita Tate, ya que se ha levantado, voy a traerle el desayuno". El guardaespaldas pudo percibir el aura opresiva que los r