"¿Por qué te escondes aquí?". Elliot miró al niño de la gorra plana. Había un toque de impaciencia en su voz.

Estaban en el estacionamiento. Si su conductor no lo hubiera visto, podría haber dado marcha atrás y chocar con él.

El vicedirector le explicó al instante: "Señor Foster, este niño se matriculó en nuestra academia la semana pasada. No habla con extraños".

Todos los alumnos de la academia, independientemente de si eran adultos o niños, tenían algún tipo de deficiencia mental.

Elliot recordó que el chico también era atípico, como Shea. Se tranquilizó.

Hayden colocó su cuaderno en la mochila. Se colgó al hombro y se levantó con frialdad.

Pisó los limpios zapatos de cuero de Elliot cuando pasó a su lado.

Elliot se quedó sin palabras.

Ese mocoso lo había hecho a propósito, ¿no?

"¡Lo siento, señor Foster! El niño no quería hacerlo". El vicedirector se arrodilló al instante y le limpió los zapatos con papel de seda.

Hayden se dio la vuelta y lo fulminó con la mirada.

El