Avery no quería que Elliot se acostara con Ruby, pero eso era exactamente lo que él pensaba hacer.

Él quería demostrar que no era el Elliot de antes. Que podía hacer lo que quisiera sin ser controlado por nadie.

"Elliot... estoy bastante nerviosa... ¿podrías ser amable conmigo después?", dijo Ruby tímidamente mientras tiraba de los cordones de la bata del hombre.

Él tomó la mano de la mujer entre las suyas y frunció el ceño: "¿Te has puesto perfume?".

"Lo hice. ¿Huele bien?". Ruby lo miró cariñosamente.

El perfume que se había puesto era el que creía que le gustaría a la mayoría de los hombres.

"No". Elliot ató los cordones de su bata en su lugar. "Ve a lavarlo".

"De acuerdo... a mí tampoco me gusta mucho el olor". Ruby sonrió y se dirigió hacia el baño.

Elliot no sabía si era por el perfume o no, pero de repente se sentía menos interesado en Ruby. Agarró el teléfono y miró la hora. Todavía era temprano. Salió de la habitación y le ordenó a la criada que le preparara algo de to