Lo que nos define, es lo que nos une. Part 2
No sabía cómo Mikeila se las ingeniaba para siempre terminar metiéndome en alguna de sus ideas, pero lo hacía… Tal vez porque simplemente no podía ser duro con ella, me recordaba mucho a Lucia, porque si yo no hubiera tomado las decisiones que tome, ella podría ser mi hija, el recuerdo constante de la vida que había perdido a su lado. Muy temprano en la mañana golpearon a mi puerta después de tener una noche de mierda, inexplicablemente Mikeila no había dormido en el yate anoche, así que como buen solterón tuve que levantarme para abrir la puerta y calmar la insistente golpiza que le daban a mi puerta. Cuando la abrí de una manera brusca, me encontré de frente con la amiga de Lucia liderand—Señor Volkova, puede sostener a mi hijo por un momento mientras voy al baño, es que no sé dónde se metió, Elias —la miré incrédulo como si me estuviera jugando una broma, negué lentamente y dije.—N-no, creo que eso sea una buena idea… los niños…—sin escucharme poso al niño en mis brazos que con fuerza sostuve, el niño me miro con curiosidad mientras ella me sentaba en el sillón con su hijo.—Listo, ahora si se ven mucho mejor, vengo pronto —dijo con una sonrisa en su rostro para alejarse con tranquilidad, ¿cómo mierda me dejaba con su hijo? No se daba cuenta que no sabía un carajo lo que estaba haciendo, jamás dejaría a mi hijo con un enajenado como yo. El niño dejo de mirar a su madre para mirarme a mí, saco su mano de su boca para estirarlas a mi barba de tr
Cosecha la que siembras Cuando cerré la puerta detrás de mi sentí desfallecer, era como si todo un cumulo de sentimientos inconfesos me asfixiara. Aun sostenía el pomo en mi mano apretándolo con fuerza, era como si el pasado se presentara ante mis ojos, aquella última noche en donde Nikolay y yo nos vimos por última vez, nos probamos… Nos sentimos… Solté un fuerte suspiro apoyándome en la puerta con el corazón a punto de salírseme. De la nada escuche un fuerte estruendo en la habitación mientras lo oía caminar de un lado para otro desesperado, me sentía culpable, me partía el corazón, pero simplemente no podía. —¿Que está pasando? Porque sales de su habitación —inquirió Mikeila cruzada de brazos con una expresión confundida. —No pasa nada, se lastimo un dedo y lo estaba ayudando… Eso es todo. Mikeila tenemos que hablar —solté decidida después de tanto tiempo de haber guardado silencio, acepto como si por fin hubiera llegado ese momento tan esperado. <
El inicio del infierno >>Unas horas antes<<Después de un largo relato de mi pasado, mi familia, mis supuestos padres, la destruida yo que temía al mundo, y al simple hecho de vivir, lo que fue conocer a Nikolay… La mano que abrió mi jaula para que fuera libre y la tendió para darme esa estabilidad que jamás sentí en toda mi corta vida. Él fue mi pan y vino en ese momento de hambre y a la vez el hambre misma al volverme tan dependiente de su prese
—Doctora Lucia, la doctora Sara la necesita en pediatría, el niño que acaba de traer, entro en un cuadro de asfixia pulmonar, lo han llevado de emergencias. —Sin responder corrí hacia pediatría, cuando entre en la habitación el niño se había desmayado en los brazos de Sara mientras le quitaban la ropa para revisarlo, corrí hacia ellos y pregunte con rapidez. —Ponme en contexto. —No lo sé, venia con la presión muy baja y cuando estaba a punto de revisar su cuerpo se desmayó —pulse su muñeca y como había dicho Sara estaba muy bajo leves sus latidos, con rapidez grite. —¡Pónganlo en el monitor y una vía, tenemos que subirle la presión arterial!, ¡rápido!—las enfermeras acataron mis órdenes. Sara le quito la ropa mostrando un extraño elemento que tenía clavo en el pecho. Parecía un escombro, entonces supe que venía del accidente de vehicular. De la nada las puertas se abrieron y oí un grito. <
Úsame si así me necesitas—¡No podemos simplemente hacer como si nada hubiera pasado, la madre de ese niño está ahí fuera esperando que le demos una respuesta, tenemos que actuar y rápido, señor Zorman! —por supuesto que lo sabía… Yo más que nadie como director de este hospital lo sabía muy bien, pero era razonable hablar de estas cosas después de lo que había pasado, en su presencia... Pose mis ojos en Lucia que permanecía en silencio en el centro de la habitación con la cabeza gacha con sus manos temblorosas y su gorro quirúrgico.—¡¿Señor Zorman, me ha escuchado?! Claramente esto es una indiscutible negligencia m&eacut
—Lucia… Utilízame si lo necesitas, si así lo deseas… Se egoísta por primera vez en tu vida y satisface tus necesidades sin importarte nadie más, solo piensa en ti, y pídeme que te abrace para reconfortarte si lo necesitas, o que te atienda si te sientes cansada, o si quieres hablar con alguien, o si simplemente quieres un hombre en tu cama… yo puedo ser ese objeto que utilices para tu bien, no mi porta si eres tú. —Lucia se quedó mirándome dudosa, y para aplacar aquellos miedos ofrecí. —Déjame cuidarte por el día de hoy, puedes darte un baño para calmarte un poco y luego me cuentas lo que paso. ¿Te parece? —ella acepto en silencio y sin más la alce entre mis brazos, estaba tan sumida en su miseria que ni siquiera se quejó cuando la alce llevándola al yate. La acomode en el sillón mientras su mirada se encontraba perdida en un punto inexistente. —¿Quieres algo de beber? No tengo mucho, pero puedo traerte lo que quieras —alzo sus ojos hacia mí y negó en silencio, le of
Nikolay paso sus manos por mi espalda masajeándola con fuerza, pero con mesura para no hacerme daño, aquel aceitoso amigo había sido el detonante de todo, y después de aquella entrega que tantos años nos habíamos negado, hoy solo me alejaría de cualquier de todo, y haría caso a las palabras de Nikolay, por primera vez en mi vida fui egoísta y pensé solo en mí, eso no quería decir que me hacía sentir bien conmigo misma, pero después de 18 largos años, era la primera vez que me dejaba llevar por lo que quería yo… Y no por lo que era correcto o incorrecto. De repente sentí como bajo sus manos a mi trasero, demasiado tiempo para ser un masaje de espalda. —¿Adónde crees que están yendo tus manos, señor masajista? —inquirí con los ojos cerrados. —¿Que esperabas? Que no le daría la atención a tan bonito trasero que cargas, cuando me piden un trabajo lo hago bien —dijo pasando sus manos aceitosas por mi trasero, no sin darle una cachetada que me hizo soltar de un quejido
Te amoNo quería abandonar las sábanas cálidas y sus brazos reconfortantes, llevaba quince minutos mirándolo y no había manera de que me cansara de verle dormir con tanta tranquilidad. Lo amaba… No cavia duda y no podía negarlo mucho más, tonto que me asustaba sentir todo esto de nuevo, tenía miedo de volver a caer en ese abismo desesperante en aquel que me costó tanto volver a salir. Acaricie su mejilla sintiendo los bellos de su barba, su respiración era apacible y calmada, no quería irme, pero tenía que hacer las cosas bien esta vez, seguir la