UN SENTIMIENTO DE NOSTALGIA
—Sí, habla Lucia ¿Con quién hablo?... —empecé a respirar con rapidez con miles de frases de disculpas aglomerándose en mi mente, pero por algún motivo que no entendía no salían. ¿Era miedo? Claro que tenía que ser miedo, Hacía tiempo que no me sentí tan nervioso y sudoroso como si llevara una corbata que poco a poco se cernía en mi cuello.—Lo estoy oyendo respirar ¿quién habla? —volvió a preguntar con un tono más demandante y fuerte —irreconocible para mí, en ese momento me di cuenta que la persona en la otra línea tal vez ya no era la Lucia que conocía.
—¡Imb&
—Pensé que había cerrado… —solté en palabras lentas alucinado por aquella sorpresa.—Quería decírtelo como regalo cuando salieras del juicio invicto —explico con preocupación ante ese tema, el no confiaba nada en este último plan que haríamos.—Pensé que te había dicho que lo cerraras y cancelaras toda la pasta —dije desconcertado levantando una de mis cejas mientras lo escudriñaba.—Si me lo dijiste, pero otra cosa muy distinta es que acatara tus ordenes de mierda —objeto con burla.—¿Sabes las historias que hay detrás de estas puertas?… —me miro con una sonrisa ladina que le devolví. —Muchos tríos con rusas y trigueñas despampanantes…—Trio que te recuerdo, me dejaste tiradísimo para irte con el ruso que venía con ellas
—Me llamo, Lucy… ¿quieres diversión? —soltó tomando mi mano y acercándose a mí, su mano temblaba de lo que a mi parecer era miedo, la mire a los ojos y parecía temerosa y llena de dudas, como si no estuviera segura de lo que hacía, pero ¿entonces porque lo hacía? Se levantó del asiento con una sonrisa atrayéndome a los privados. Caminamos lentamente dejándome llevar para saber que era capaz, de la nada empecé a sentirme mareado. —Qué tal si vamos a lo que vinimos —sostuve mi cabeza desorientado mientras sentía la cabeza dar miles de vueltas en un maldito carrusel, sin darme cuenta ya estábamos en la habitación, y la chica me empujo a la cama. —¿Que le pusiste a mi bebida, m*****a niñata? —verbere sin poder levantarme. ¿cómo no lo supe ver? Estaba tan inquietado por quien podía ser que baje la guarda ante una adolescente calenturienta. —Lo siento… pero tengo que hacer esto… eres perfecto para ser el elegido, un hombre mayor y maduro realmente guapo para ser mi
Unas horas después. ¡ULTIMA HORA! Buenos días de nuevo ciudadanos de california, el día hoy amanecemos con la noticia de la captura de uno de los mafiosos más buscados del país. Fuentes policiacas que asistieron a la captura de este delincuente, declararon que el hombre conocido en el bajo mundo como »el sr«, se entregó en horas de la mañana a las autoridades de california. En estos momentos está siendo trasladado en uno de las camionetas blindadas del Swat protegidas por dos patrullas de la policía, según testimonio del comandante de la división que dirigía la captura, el señor Demian Fiorel. El hombre llamado el Sr pidió dos simples cosas, justicia para todo el mundo, y un juicio justo para él. Les estaremos informando más del tema. &nb
—¡Uh!... ¿lo tomo ocupado, señor Volkova? Aunque no creo que este haciendo nada más importante que entregarse a la policía —respire hondo cerrando los ojos y sintiendo como entraba en un remolino sin salida. —Al grano, Elias, no ha sido un mañana relajante. —Cuando la prensa se presente a peguntar cosas mientras lo están escoltando, lo único que dirá será: “justicia para todo el mundo y un juicio justo” ¿Entendió? —me quede en silencio comprendiendo si estaba tomando una verdadera decisión. —¿Esto es una broma? Cree que soy una especie terrorista que grita palabras de m****a antes de inmolarse —Elias suelta una carcajada que en estos momentos me sentó como barro húmedo en mi cara. —Ya se lo dije, señor Nikolay. Tiene que dar una buena impresión ante los medios y la gente, eso nos dará la delantera —solté un fuerte y alto jadeo sintiendo como mi cabeza mataba aún. —Nos vemos en la tele… señor Elias. —dije con ironía para terminar esta conversac
Un día normal de trabajo—Que tenemos hoy… —inquirí a Lilit mientras trataba de seguirme el paso en los caóticos pasillos de un día normal en el área de emergencia, siempre había que hacer y nunca había un segundo de descanso, y más si eras la médica en jefe de la sala de emergencias.—Señorita, Lucia… Si no se siente bien le puedo avisar a la administradora, hay mucho trabajo y no queremos retrasos —Me detuve de sopetón provocando que se chocara conmigo, me giré hacia ella y dije.—¿Acaso me he quejado de no poder hacer mi trabajo? Soy tu jefa… —quiso decir algo, pero nuevamente la calle —Lo últi
Un sentimiento de culpa y duda. El Cottage era un bar de la ciudad con un estilo muy rural, tocaban jazz en vivo y el alcohol era lo mejor en mi opinión. Iban muchos doctores de distintos hospitales de renombre a hacer sus reuniones, y muchos de mis compañeros del hospital de Montreal pasaban a descansar después de las extenuantes horas de trabajo. Esa misma noche aun el lugar estaba abierto, se podía escuchar la música en vivió por un hombre. Me senté en la barra y pedí dos cervezas para mí y para Sara que horas antes le había invitado a hablar, o juro por dios que estallaría de la peor manera. Miguel me sonrió amistoso, lo conocía y el a mí de innumerables encuentros en este bar, era el único al que venía, él hombre me sonrió girándose para hacer su trabajo. Este había sido mi día más largo en mucho tiempo, todo pa
No sabía si ya había amanecido, pero cuando se saciaron de torturarme me tiraron en una de las habitaciones de alta seguridad, me arrastre con pude en el suelo apoyándome en la pared mientras sostenía mi costado con dolor, respirar me costaba… cada vez que soltaba el más mínimo suspiro que daba era una puñalada entre mis costillas, apoye mi cabeza hacia atrás, levantando mi mirada hacia el techo, cerré mis ojos con cansancio y uno de los guardias entro, abrí mis ojos lentamente para ver su sonrisa con burla, entre sus manos traía el uniforme.—Bienvenido a la cárcel, florecita… disfruta del chale. ¡Apaguen las luces! —lanzo el uniforme a mis pies cerrando la puerta mientras se carcajeaba, solté el aire por mi boca en pequeños intervalos mientras sentía las costillas clavarse, apoyé de nuevo mi cabeza en el muro cerrando mis ojos de nuevo mientras el amanecer entraba en la pequeña escotilla de metal, cerré mis ojos un momento y cuando desperté la voz de Demian resonó en la cel
—¿Diga?… —la oí soltar desinteresa como si estuviera haciendo algo más. —¿Quién habla? Responda… —me apoye en la pared del lugar respire hondo y solté. —Lucia… —dije soltando su nombre como una necesidad, era mi cuerda en este momento. El silencio se formó en la línea, un silencio asfixiante lleno de especulación y nerviosismo, solo el ruido de su respiración. —Háblame… —solté después deseando que no le pasar por la mente colgarme, necesitaba oír su dulce voz dirigirse hacia mí. —¿Porque me llamas? Porque te atreves a llamarte —inquirió con un tono cortante y dístate que partió cualquier esperanza que traía encima. —Porque… yo…. —Eres un descarado, Nikolay… ¿porque volviste? Porque no te quedaste en tu mundo… ¡porque simplemente no te alejaste! —Guardo silencio y después dijo —¿Lo hiciste porque me odias? ¿viniste por venganza? ¡Que te hice, Nikolay! —con eso supe que ya sabía lo que había pasado, cerré mis ojos con culpa y dije con ra