"Una carrera", dije sin aliento. "Hasta la bodega y vuelta. Yo llego primero, tú tienes que hacer lo que yo diga. Pero si ganas...""Tengo que follarte por encima de un barril", ronroneó Mal, pellizcando la punta de mi sensible oreja entre dientes afilados. Mis muslos se apretaron cuando por fin enc
"¿Más importante que mojarte la polla?" Di una torpe palmada alrededor de donde estaba su entrepierna, la bebida me hacía pesado. Mal gruñó y apartó las caderas de mis manos inquisidoras. Hice un mohín. "¡No! ¡Nada de hablar de sentimientos! Esta noche no. Estoy tan cerca que eso sólo me estorbará.
El punto de vista de RaquelEl Príncipe Regulus estaba entre Mal y yo en los escalones del sótano, yo iba en la retaguardia mientras Mal lideraba, las formaciones que nos habían enseñado desde que éramos unos brownies eran algo natural. El único pensamiento en nuestras mentes era el mando omnímodo d
"¿Estás herido?" Me acercó la cara a la suya, lo suficiente para que pudiera ver el miedo aunque no oyera el frenético latido de su corazón. "Quédate quieta, déjame revisarte...""¡Elle! ¿Estás...?""Estoy bien, chicos." Ahí estaba de nuevo, esa extraña atracción que provenía del Príncipe. Casi como
***Si hubiera sido prudente y hubiera hecho caso a esa sensación de preocupación que sentía en las tripas, habría dado la vuelta a mis habitaciones antes de seguir a Mal a la cocina después de nuestro baile, donde me enseñó el alijo de alcohol que los capitanes anteriores habían escondido a lo larg
El punto de vista de Raquel"¿Conoces a esta humana, Ellie?" Mal aún tenía la carne del guardia entre los dientes cuando hizo su pregunta, la sangre roja manchando su hocico. Podía oler la incomodidad de mi ser probablemente porque incluso tan salvaje como parecía, se acercó a mí con cierta pasivida
"Podría resultar útil", dijo Orin acariciándose suavemente la barba desaliñada. "De niño, siempre quise tener un cachorro. Sí... -gruñó Mal, acorralándome firmemente detrás de él, la joroba de su espalda lista para lanzarlo hacia adelante, impulsarlo a arrancarle la garganta a Orin-, ¡tiene tanto es
Caímos y nos precipitamos por la empinada ladera hasta donde el Bosque Perenne daba paso al siempre invernal de las Agujas. Los escombros me golpearon en la espalda y me desgarraron aún más la herida, y el grito que salió de mi garganta se perdió en la avalancha colectiva. Regulus había intentado al