-¿Por qué me dices eso, papá? -Gustavo frunció el ceño. Sintió rabia que su padre le prohibiera tener una relación con Cecilia.-No sabes lo que dices, hijo. Entiende por favor -Esteban no podía ocultar su preocupación e inquietud-.-¿Que tiene de malo que le guste esa chica?, ¿es por el hecho de que sea una sirvienta? -Iván lo miró con molestia.-No he dicho eso -El pobre hombre se sentía agitado-. No están entendiendo nada -Se colocó la mano en un costado de su estómago, el páncreas le estaba doliendo-. No puedes enamorarte de ella -Le dijo casi rogándole.-Ya no te puedes meter en mi vida, papá. Cecilia es el amor de mi vida y no pienso dejarla por ti, ni por nadie -Le dijo con energética seriedad.-No hijo, no -Se quejó del dolor.-No puedes hacer nada por impedirlo -Gustavo sentía rabia-. Nosotros ya consumamos nuestro amor, Cecilia y yo ya hicimos el amor, papá. Nos amamos, entiende eso -Le dijo, alzando más la voz.-No, no sabes lo que haz hecho -Se sentía muy mareado y no dejab
Oswaldo ya estaba por quedarse con dinero. Todo lo que tenía ahorrado lo había gastado en licor y otros gastos. Ya no tenía dinero para pagar el alquiler de la habitación en dónde estaba viviendo.Enloquecía por no tener dinero, pensaba que era inútil volver hablar con Estela, él sabía que ella no lo ayudaría ni le daría dinero, tampoco iría a pedirle dinero a Cecilia, pues sabía que ella no era su hija y aunque fuera hablar con ella, sabía que haría nada por ayudarlo. Por eso, mientras se tomaba un vaso de whisky, pensó en algo que según él, era brillante, tenía un plan en mente. En su cabeza tuvo la mejor idea que pudo haber tenido en toda su vida...El hombre fue a la calle y detuvo un taxi, indicándole que lo llevara a la dirección de la familia Ferrer. Oswaldo tenía una maquiavélica sonrisa de maldad en su rostro; de una manera u otra, él iba a conseguir el dinero que necesitaba...El auto se parqueó en la entrada de la casa de los Ferrer, Oswaldo se bajó y le explicó al vigilante
El dolor se expresa de muchas maneras. Podemos llorar y sufrir de dolor por la perdida de un ser querido, ya haya sido algún familiar, algún amigo cercano o nuestra mascota de toda una vida...También podemos sufrir de dolor al ver que un ser querido está enfermo o, pasando por una situación bastante grave, pero también podemos sufrir al enterarnos de verdades que duelen en el alma, de secretos oscuros que nuestros padres nos han ocultado por tantos años. Se puede sufrir de distintas maneras y Gustavo y Cecilia estaban sufriendo mucho, por lo que se acababan de enterar.Ambos se miraban, distanciados de un extremo a otro, pensando en lo que sus padres acababan de revelarles. Eran hermanos y se amaban; estaban enamorados el uno del otro. Desde lo lejos, se miraban con dolor, con ganas de correr abrazarse y comerse a besos, pero recordaban lo que pasó entre ellos, cada beso, cada caricia y algo en su interior, se quebraba.Siendo hermanos habían hecho el amor, se besaron con locura, se
-Espero que esto sea suficiente para que te calles la boca -Le dijo Sandra a Oswaldo, entregándole un sobre amarillo con dinero.-Depende de la cantidad -Él tomó el sobre y le sonrió-. Por ahora creo que sí es suficiente, de todos modos estaremos en contacto, señora Sandra -Hizo énfasis en el nombre de la mujer.-A usted no le conviene meterse conmigo, en nada le conviene -Ella frunció el ceño.-No me amenace, por favor. Usted no está en posición de amenazar, porque lo que usted hizo -La señaló-, es un delito grave y si yo hablo, usted va a la cárcel, señora -La miró de arriba abajo y le dedicó una mirada desafiante.-Usted está cometiendo un grave error al meterse conmigo -Sandra arqueó una ceja y lo miró con odio-. Usted no sabe quién soy y puedo llegar a ser la pero persona del mundo.-Usted no me da miedo y, todo eso, yo lo sé; si sé quién es usted y por eso, más le vale hacer lo que le pido, porque su libertad, depende de mi silencio -Le sonrió-. Que tenga buen día -Se levantó de
Cuando amas a alguien realmente sientes alegría, como el que el mundo está a tu favor. Gusto al estar con esa persona y a demás sientes seguridad y también eres capaz de darle seguridad y una estabilidad emocional a él o a ella, en su defecto. Además de calor y calentón, siempre estás contenta o contento y tienes una sensación de bienestar prolongado cuando estás al lado de esa persona a quien amas. Así mismo sentían Gustavo y Cecilia. Aunque ella estaba bastante confundida por todo lo que sucedía a su alrededor, él estaba decidido a no dejarla ir, no le importaba nada ni nadie, ni mucho menos saber que era su hermana; por nada del mundo él iba a renunciar a ella.Estaba enamorado de ella, no de su hermana, si no de la chica que llegó un día a su casa a trabajar como sirvienta. Aquella chica dulce e inocente, esa que lo enamoró con una cálida y hermosa sonrisa, la de la mirada brillosa y resplandeciente. De ella fue quién se enamoró él y no quería perderla.Es verdad que ningún ser hu
El destino da mucha vueltas. Un día estamos en el cielo y al otro caemos sin paracaídas, estrellando nuestro rostro contra el suelo...Hay personas que nacen y crecen dentro de una familia humilde, como el caso de Cecilia. En su vida sólo ha tenido a su madre y con lo poco que ella pudo darle, vivió plenamente feliz, sin quejarse... Pero también existen personas que nacen en cuna de oro, lo tienen todo y aún así ambicionan tener más. Al igual que Sandra. Lo ha tenido todo siempre y aún así ambiciona tener mucho más y, ahora más, sabiendo que Cecilia es la nueva heredera de su hermano. Siente que su "fortuna" está en riesgo. Ve a la chica como una fuerte rival, pero como una vez lo dijo, ella no iba a permitir que nadie se interpusiera en su camino y le arrebatara lo que era "suyo"...Muy bien ella pudo seguir así, teniéndolo todo, sin preocupaciones y sin ningún tipo de responsabilidad, lo tenía absolutamente todo... Una familia, un hijo el cuál la quería, pero su odio y su resentimie
A penas se podía observar el amanecer, eran las 5:43 de la mañana y unos tenues rayos de luz acariciaron el hermoso rostro de Cecilia. Había dejado la ventana de su habitación abierta ya que la noche anterior se quedó un buen rato sentada frente a ella, observando la luna.Hacía un poco de frío y ella no quería levantarse de la cama, quería seguir acostada para no enfrentar un nuevo día, en el que no sabía con que se encontraría o que otra cosa descubriría. Le tenía tanto miedo a las sorpresas y para ella, el mejor plan que tenía, era no salir de su habitación.Los recuerdos la invadieron haciéndola sentir mal, como si ya con todo lo que le estaba sucediendo no fuera suficiente. Recordó el primer beso que Gustavo le dió, aquella noche maravillosa y mágica cuando hicieron el amor por primera vez; tantas cosas hermosas que vivió con él y que ahora eran sólo turbios recuerdos que le producían asco. Quería olvidar, pero le costaba mucho hacerlo. No podía olvidar de la nada tan fácilmente
-¿Cómo está Cecilia? -Le preguntó Estela a Amanda, sintiéndose aún mal y nostálgica. La culpa la invadía.-Está bien, un poco más calmada -Le respondío Amanda.-Debe odiarme, aún no me quiere hablar -Estela se sentó en el sofá y suspiró, llevando sus manos a la cara.-Tienes que entenderla, para ella nada de esto es fácil y no es para hacerte sentir mal, pero tienes que afrontar las consecuencias de tus actos -Le dijo con energética seriedad-. Sí, le ocultaste eso por las razones que fueran, lo entiendo, pero no pretendas que Cecilia te perdone tan rápido por algo que le está afectando mucho -Amanda feu muy sincera con Estela. Aquellas palabras fueron duras, pero eran necesarias.-Lo sé, sé que soy la única culpable de todo esto, sé que no es fácil para ella asimilar todo esto, pero no quiero que odie para toda la vida -Los ojos de Estela se llenaron. de lágrimas y contuvo las ganas de llorar.-Ceci necesita espacio y mucho tiempo para aceptar todo lo que le está sucediendo. Dele tiem