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Capítulo Cuatro: Atracción.

El enamoramiento es lo que causa el ver a una persona atractiva, un producto de la alegría en el cual una persona se siente poderosamente atraída por otra, que le da la satisfacción de alguien que pueda comprender y compartir tantas cosas como trae consigo la vida, eso sentirían Angelique y Damián, el uno por el otro. Pero también sentirían otras cosas más. No sólo el amor nacería en ellos, si no algo mucho más profundo...

El mal está ahí, a la vuelta de nuestro entorno como oportunidad negativa o escondido en un rincón de nuestro cerebro, pero aquí, el mal estaba tan cerca de ellos. Disfrazado en una sonrisa hipócrita, en una chica que aparentaba ser dulce y buena, pero que en realidad odiaba tanto, que era capaz de cometer las más atroces bajezas y crímenes, con tal de conseguir lo que se proponía.

Mariana no iba a permitir que por nada del mundo, su hermana fuese feliz. No se lo permitiría, porque si ella no era feliz, nadie lo sería nunca...

Angelique y Damián caminaban por el jardín bajo la luz de la luna. la noche hace mucho rato que había caído y eso hacía mucho más placentera la compañía y la velada.

Damián sonreía al verla y escucharla hablar sobre ella. Lo disfrutaba mucho. Para él, Angelique era una buena compañía. A veces prestaba atención a lo que le decía, pero la mayor parte del tiempo se perdía en su mirada, en sus delgados y rosados labios, que le decían "bésame nuevamente".

-Espero que la estés pasando bien -Le dijo Angelique, sonriéndole. Luego miró hacía la luna, apenada.

-Claro que si, y mucho más teniéndote cómo compañía -Él le sonrió coquetamente.

-Gracias por eso, es muy amable de tu parte -Angelique sonrió apenada.

-¿Creés en el amor o atracción a primera vista? -Le preguntó Damián. Se mordió el labio inferior.

-La verdad, nunca me ha pasado, pero algo he escuchado de eso -Ella sintió un poco de pena. Entendía que trataba de decirle-. Eso debe ser algo hermoso, supongo.

-Sí, se siente realmente bien. No puedo explicarlo bien, pero, es una sensación única y, algo extraña -Damián estaba pensativo.

-¿Por qué lo dices? -Le preguntó confundida.

-Porque estoy sintiendo eso mismo, justo ahora -La tomó de las manos y la miró a los ojos-. Bueno, para serte sincero, me sentí atraído por ti desde el primer día en que te vi; no dejé de pensarte ni un sólo segundo -Le hablaba sin titubeos. Angelique estaba impresionada, era la primera vez que le decían algo así-. Jamás sentí esto por nadie, no sé que haz hecho en mi, pero es que me gustas mucho Angelique, me gustas demasiado -Le dijo, dándole un beso.

Angelique quedó estática por lo que Damián hizo. Él le tomó el rostro con sus manos y la besaba; hacía mucho rato que sentía el deseo de hacerlo y ya no aguantó las ganas.

Damián se sentía atraído hacia Angelique desde el primer día ella le produjo ciertas ganas de interactuar con ella, conocerla, mantener una conversación, convertirse en su amigo pero ya una vez que la besó, le provocaba tener una relación mucho más intensa.

Damián estaba teniendo una inevitable atracción por Angelique, algo que podía más que él, no lo podía evitar. Sin que ella sintiera o se diera cuenta, el tuvo una erección. Para él, ella era realmente atractiva. Provocaba sensaciones en todo su cuerpo que él no sabía ni como explicarlo, ni mucho menos manejarlo; sentía que. o era él y, que su cuerpo estaba actuando por si solo o quizá simplemente estaba actuando por impulso o dejándose llevar por sus deseos.

Angelique sentía una energía que le hervía en el cuerpo y le bloqueaba los razonamientos. Lo percibía en los pensamientos; ambos se sentía muy atraídos, los besos no paraba y menos las caricias, los dos estaban experimentando ese inconfundible sentimiento de palmas sudorosas, corazón acelerado y pupilas dilatadas.

Sentían que no existía nadie más, que sólo eran ellos esa noche, que no había fiesta. No quería. detenerse, ambos se estaban dejando llevar por el momento, pero tenían consciente que no podían ir más allá...

Eran complementarios el uno para el otro, tenían ganas de contacto, se deseaban y lo mejor de todo, es que se correspondían.

-¡Lo siento, no sé que me pasó! -Damián jadeaban. Aquellos besos lo dejaron sin aliento.

-Yo, tampoco sé que decir -Angelique aún estaba sorprendida-. No te preocupes, yo también quería, no sé que me pasa, quizá sólo me dejé llevar. Pero me gustó -Le sonrió, mientras jadeaba.

-Me gustas, Angie, realmente me gustas -Le dijo Damián, con sinceridad-. No sé que es lo que me sucede contigo, pero desde aquel día en qué te conocí, me gustaste mucho y no lo tuve claro hasta el momento que te besé. No sabía dónde encontrarte y ahora, el destino te puso en mi camino nuevamente y ya no pude contener las ganas de volver a besarte, fue inevitable -Le explicó todo lo que sentía. Realmente, nunca lo había sido, pero si estaba muy atraído hacia ella.

-Nunca nadie me había dicho esas cosas, sinceramente, se siente bien -Angelique sonreía-. También me atraes mucho, cuando me besaste, sentí algo muy extraño y hoy, ahora, me volvió a pasar; no sé que me pasa contigo, es realmente algo muy extraño -Angelique se sentía rara, no sabía cómo explicar lo que estaba sintiendo.

-Déjame hacerte entender lo que sientes, una vez más. Se llama atracción, gusto y de eso no se escapa. Me gustas y no voy a descansar hasta enamorarte -Le dijo y una vez más, le tomó el rostro y la besó.

Angelique estaba fascina, el roce de sus labios con los de él, las caricias de sus manos en sus mejillas, el tacto, el dulce sabor de aquellos besos. Jamás había sentido algo igual, fue una sensación única.

Era algo loco para ella, sentirse atraída por un extraño, por alguien a quien a penas conocía, pero no le importaba, ella en ese momento lo único que quería era estar con él y que no parara de besarla...

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