Capítulo 384
En un instante, un gigante de fuego de dos metros de altura, emanando un calor asombroso, apareció frente a él y corrió frenéticamente hacia Simón.

Tras crear este demonio de llamas, Elio escupió violentamente una bocanada de sangre, debilitándose completamente.

Había agotado toda su energía espiritual, luchando con todas sus fuerzas.

En ese momento, Simón soltó un grito feroz, y una fuerza terrorífica y opresiva estalló de su puño, encendiendo llamas de poder.

—Insignificante.

Con un grito de Simón, se acercó al demonio de llamas en un paso veloz, y con un puñetazo, se produjo un estruendo.

El demonio de llamas, creado por Elio a costa de lastimarse, se desintegró instantáneamente, convirtiéndose en un flujo caótico de energía espiritual que se dispersó por todas partes.

Simón continuó su avance imparable hacia Elio.

Elio, aterrorizado, ya no tenía energía interna para detener a Simón.

En un instante, Simón estaba frente a él, y lanzó un puñetazo.

El amuleto podía inmunizar contra hec
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