Mientras Gasparino murmuraba entredientes palabras ininteligibles, Simón pudo notar cómo su aura se volvía cada vez más intensa, como si estuviera a punto de romper de inmediato el límite del Dominio Sagrado y dar el salto hacia el Reino del Rey.

Con sus sentidos de nuevo en alerta, Simón finalmente escuchó con claridad el contenido del encantamiento de Gasparino. Parecía ser un ritual de sacrificio de sangre, algo similar a una antigua ceremonia de invocación espiritual.

Las palabras exactas que repetía Gasparino eran:

—Con mi corazón, invoco el poder del espíritu. Eliminaré mis demonios internos, el pacto de sangre perdurará por siempre. Si no puedo purgar mis demonios, que mi cuerpo de sangre sea el sacrificio...

Al escuchar esta fórmula, Simón comprendió que el ser híbrido entre humano e insecto frente a él estaba a punto de desatar su último recurso.

Cuando Gasparino repitió el encantamiento por tercera vez, apretó su corazón con una fuerza monstruosa hasta hacerlo explotar en su