Debido a que los practicantes de los planos medios y superiores siguen manteniendo una visión despectiva hacia los de los planos inferiores, y su percepción de esos planos no ha cambiado, rara vez deciden descender a esos mundos.Cuando los practicantes de los planos medios o superiores alcanzan un cierto nivel de poder, automáticamente reciben una pulsera del tiempo y el espacio. Esta pulsera es un símbolo de su estatus y es vista como una prueba de su posición dentro de su mundo.El mundo de los practicantes está lleno por completo de violencia, pues todos buscan hacerse más fuertes. La pulsera del tiempo y el espacio está vinculada a las reglas del espacio que los practicantes han comprendido y también asimilado.Obtener una pulsera del tiempo y el espacio, devorarla o comprenderla, otorga acceso de inmediato a las reglas del espacio correspondientes. Si se devora una pulsera del tiempo y el espacio, las reglas del espacio ya no podrán seguir evolucionando, pero si se comprende, es
De esta manera, Apolo siempre podía mantenerse nutrido por la perla del espíritu del agua, lo que evitaba que su cuerpo perdiera demasiada agua. Después de todo, la raza de los dragones no puede estar lejos del agua por mucho tiempo. Simón, al haber obtenido por casualidad una perla del espíritu del agua y al haberse convertido en discípulo de Apolo, parecía estar siguiendo en ese instante un destino que había sido trazado por una fuerza superior, como si fuera la voluntad de Dios.Simón se encontraba en la orilla, observando atento a Apolo, el dragón de agua, que permanecía erguido sobre el agua. Con las manos juntas en señal de respeto, dijo: —Maestro, debo irme. Cuídate mucho.Apolo lo miró se forma significativa y respondió: —Lo sé, tienes tu propia misión. Ese individuo no te dejará ir tan fácilmente, así que continúa haciendo lo que necesitas hacer. Lo único que espero es que no olvides que soy tu maestro.—Gracias, por todo maestro. Me voy.Simón se despidió de Apolo y luego com
Simón tomó la mano de la mujer y respondió: —Sí, me llamo Simón, un placer conocerte.La mujer, con los ojos ligeramente enrojecidos y una sonrisa brillante en el rostro, contestó: —Me llamo Eleonora, mucho gusto, soy de la Unión América.—Ah, la Unión América es un país muy interesante,— dijo Simón, asintiendo con la cabeza.—Tal vez lo sea,— respondió ella con una ligera sonrisa.Después de ese breve intercambio, ambos cayeron en un silencio cómodo. Simón sacó el periódico de turismo que había comprado en el vestíbulo del aeropuerto y comenzó a leerlo, mirando hacia abajo.En el periódico, había un artículo que hablaba sobre Azuralis, donde se mencionaba que hace mil años Azuralis era un reino forestal, con bosques que cubrían el noventa por ciento de su territorio. Sin embargo, ahora la cobertura vegetal en Azuralis no llegaba ni al treinta por ciento, y la mayoría de las áreas del oeste y sur estaban cubiertas por desiertos. Las ciudades donde vivían los antiguos habitantes de Azur
Resulta que la razón por la cual Eleonora había viajado tantas veces a Azuralis era debido a una relación especial que había tenido tres años atrás. Hace tres años, Eleonora y su exnovio se conocieron en un avión en dirección a Azuralis, y de inmediato se sintieron atraídos el uno por el otro.Una vez que llegaron a Azuralis, empezaron a hacer turismo juntos, y pronto confirmaron lo que ambos sentían, comenzando una relación amorosa que duró alrededor tres años. Sin embargo, hace dos meses, su novio le pidió la ruptura.La relación llegó a su fin de manera abrupta, y Eleonora se sintió totalmente devastada. No lograba superar esa ruptura, y por eso había decidido, dos meses después, regresar a Azuralis. Quería tomar aire fresco y esperaba que este viaje pudiera ayudarla a cerrar el capítulo de esa relación.Eleonora, con un ligero suspiro, comenzó a contar: —En realidad, mi exnovio también era de Andalucía Dorada, pero vivía en la Unión América, ya sabes...Mientras hablaba, la voz de
Simón comprendió con una mezcla de resignación y comprensión. Como bien decía el refrán, —cuando estés en Roma, haz como los romanos—, y en este caso, Eleonora tenía razón: cada lugar tiene su propia forma de vida, y las cosas que los habitantes locales consideran normales, muchas veces los forasteros no las entienden por completo. Sin embargo, no había necesidad de complicarse tratando de comprender todo; simplemente había que aceptarlo y listo.Eleonora y Simón charlaron un rato más, hasta que ella, con una mirada seria, dijo: —En realidad, hay algo muy importante que debo hacer en este viaje. Simón, ¿crees en el destino?—¿El destino? ¿A qué te refieres exactamente con eso?— Simón respondió, algo confundido.Eleonora explicó que hace tres años, cuando ella y su entonces novio llegaron a Arenastra, se encontró con una mujer llamada Amarantia, quien era conocida como la Hechicera de la ciudad del desierto, una mujer que tenía la habilidad de predecir el futuro.Amarantia había hecho
—¡No, no hace falta! ¡Es mi destino! —gritó Eleonora, con lágrimas en los ojos.Sin pensarlo dos veces, Eleonora se lanzó al vacío, saltando desde lo alto de la muralla, que estaba a varios metros de altura. Simón, alarmado, se lanzó a gran velocidad tras ella, alcanzándola en el aire y sujetándola con fuerza. Gracias a la protección de su energía dragón Qi, ambos cayeron con suavidad al suelo, aterrizando sin problemas.Eleonora, luchando contra la fuerza de Simón, lo empujó con violencia y le gritó:—¿Por qué me salvas? ¡Déjame morir!Tras esas palabras, Eleonora empezó a correr hacia el horizonte. Simón no perdió ni un segundo y la persiguió de inmediato. Apenas habían corrido cien metros cuando levantaron la vista y vieron una gigantesca tormenta de arena acercándose a toda velocidad, como una ola imparable.El rostro de Eleonora se tornó aún más desesperado al ver la tormenta, y como si estuviera poseída por una fuerza incontrolable, comenzó a correr directo hacia ella. Simón, tra
Sin embargo, Arenastra parecía ser diferente de las otras ciudades del desierto. No solo estaba construida en medio del desierto, sino que además se encontraba exactamente en el centro del Desierto del Fuego Eterno.Según el sentido común, el centro de un desierto es precisamente el lugar donde las fuentes de agua están más agotadas. Este tipo de lugares por lo general carece de agua, y sería casi imposible que alguien pudiera vivir allí, mucho menos construir una ciudad. Sin embargo, el Desierto del Fuego Eterno parecía ser una inigualable excepción a esta regla, de lo contrario, Arenastra no podría haber sido edificada.Sin agua, no es posible que exista vida, ni mucho menos que se levante una ciudad.Con esto en mente, Simón tomó el mapa del Desierto del Fuego Eterno y comenzó a estudiarlo con atención. Sin embargo, no encontró nada particularmente especial en la región, así que decidió investigar más a fondo. Al revisar uno a uno los archivos, descubrió que hace mil años, el Desier
—Joven, créeme, encontrarás la respuesta que buscas, pero antes de eso, tendrás que pagar el precio por tus acciones.Simón quiso hacer más preguntas, pero Amarantia no quiso decir más. Una de las asistentes a su lado le explicó en detalle que las profecías son algo relacionado con secretos celestiales, y que Amarantia no podía revelar más sin el permiso de Dios.Simón encontró esta respuesta algo graciosa, pero al ver el respeto con que los demás la recibían, no tuvo más opción que marcharse, resignado. Ya en el hotel, Simón reflexionó un poco sobre las palabras de Amarantia. Él había cambiado el destino de Eleonora, pero nunca más la volvería a ver.El encuentro con Eleonora le pareció ser realmente asombroso, pues había algo extraño en la situación, sobre todo en la decisión de Eleonora de regresar directamente a la Unión América.Su maestro Apolo le había dicho a Simón alguna vez que el destino de cada persona era simplemente como una corriente de aire, algo así como un hilo que gu