Capitulo 2248
Simón comprendió con una mezcla de resignación y comprensión. Como bien decía el refrán, —cuando estés en Roma, haz como los romanos—, y en este caso, Eleonora tenía razón: cada lugar tiene su propia forma de vida, y las cosas que los habitantes locales consideran normales, muchas veces los forasteros no las entienden por completo. Sin embargo, no había necesidad de complicarse tratando de comprender todo; simplemente había que aceptarlo y listo.

Eleonora y Simón charlaron un rato más, hasta que ella, con una mirada seria, dijo: —En realidad, hay algo muy importante que debo hacer en este viaje. Simón, ¿crees en el destino?

—¿El destino? ¿A qué te refieres exactamente con eso?— Simón respondió, algo confundido.

Eleonora explicó que hace tres años, cuando ella y su entonces novio llegaron a Arenastra, se encontró con una mujer llamada Amarantia, quien era conocida como la Hechicera de la ciudad del desierto, una mujer que tenía la habilidad de predecir el futuro.

Amarantia había hecho
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