Los dos primeros días después de la salida a cenar Javier estuvo muy irritable, trate de mantenerme al margen de la situación para que se relajara un poco. El doctor dice que debo de apoyarlo ciegamente en lo que él diga y que actué con enojo por las personas que tratan de hacernos daño, al parecer a funcionada bastante bien.

—Señora Mariam, ¿ira conmigo al supermercado hoy?

—No, prefiero quedarme en casa que ver a esas personas mal intencionadas.

— ¿Puedo traerle lo que necesite? Solo tiene que hacer la lista y con gusto lo compro por usted.

—Gracias, dame unos cinco minutos. Tengo pensado hacer un rico pastel para Javier, espero que con eso se anime un poco, no me gusta verlo tan preocupado; se me derrite el corazón solo de mirarlo sufrir en silencio, es una persona tan buena.

La cara de la señora que me ayudaba en la casa era todo un poco, tanto ella como yo sabemos de lo que es capaz de hacer un tipo como él pero no lo expresaría abiertamente, no en el lugar donde sé que esta moni