5. Fraude fiscal

Capítulo 5

Después de la noche que estuvieron George y Aimara, cada uno continuó con sus planes al día siguiente, aunque a ella le costó un poco más levantarse, pero el recordar la promesa que él le hizo el día anterior, la lleno de ánimos para salir de la habitación.

—Buenos días señora, su desayuno está servido.

Le indica una de las chicas del servicio.

—Buenos días, gracias.

Aimara se dirige al comedor a desayunar y mientras lo hace, revisa las noticias del día para buscar algo en que entretenerse mientras le consiguen lo que necesita para comenzar su día como debe.

Todo marchaba bien hasta que una noticia en particular la deja fuera de sí, lee completa la nota de la prensa y enseguida llama a su padre para confirmar que no sea verdad.

Su padre no le responde pese a su insistencia, por lo que llama a Greta esperando que conteste.

—Greta, al fin, dime ¿es verdad lo que se dice en las noticias? ¿Qué está pasando ahora en la empresa?

No puede evitar sentirse angustiada, se supone que con su matrimonio las cosas mejorarían.

—Realmente no sabemos qué es lo que sucede, pero esto es serio, anoche se llevaron a su padre arrestado, desde entonces el señor Brenner y Cristian han estado con los abogados para liberarlo.

Le informa manteniendo la calma.

—Gracias por la información Greta, voy para allá.

Dice resuelta poniéndose de pie en busca de sus cosas para salir.

—No señorita Aimara, le aconsejo que no se pase por aquí, no sea que también quieran detenerla a usted también —le advierte nerviosa, espera que la escuche y no se deje llevar por los nervios del momento.

—No puedo hacer eso, debo hacer algo, es mi padre —sabe que Greta se preocupa por ella y lo dice solo por protegerla, pero ya no puede seguir permitiendo que tomen decisiones por ella.

Aimara cuelga la llamada.

Aunque quizás sea peligroso ir a las oficinas, puede ir a casa, su madre debe tener conocimiento de todo y necesita explicación, su padre nunca ha cometido fraude y metería sus manos al fuego por él si es necesario.

—Señora Damon, ¿en que la puedo ayudar? — le pregunta el guardaespaldas asignado para ella poniéndose en su camino. 

—A casa de mis padres —responde pasando por su lado, pero se lo impide.

—Lo siento, el señor Damon acaba de llamar y no desea que usted abandone la casa, es por su seguridad —le notifica, notando como la cara de ella se transforma por completo.

—Nadie me va a impedir que vaya a casa de mis padres —lo señala roja de la rabia—, tienes dos opciones, vienes conmigo o te haces a un lado.

El guardaespaldas se interpone, convirtiéndose en un muro gigante imposible de apartar, por lo que no le queda de otra que llamar a su flamante esposo para que la deje salir.

Camina de un lado a otro tratando de calmarse, cuando lo que quiere es tomar el florero de la esquina y lanzárselo al gorila y luego, cuando George llegue a casa, darle lo suyo.

—Necesito ir a casa de mis padres, así que ordénale a tu gorila que se haga a un lado.

Le exige en cuanto le atiende la llamada.

—Sé que quieres eso, pero créeme que no es el momento. Estoy con Marcus y Cristian, los estoy ayudando a sacar a tu padre de la cárcel, necesito saber que estás segura en casa para poder hacer lo necesario para sacarlo de aquí —le pide con una paciencia que no sabía que tenía. 

—Tienes hasta el mediodía para sacarlo de allí, de lo contrario, derribare hasta la muralla china si es necesario.

Cuelga molesta. 

Se va a la habitación buscando toda la información necesaria de lo que ocurre.

Llama a su madre, pero no le responde. Su prima está fuera del país y lo menos que quiere es preocuparla, por lo que no le queda de otra que esperar a que George cumpla su parte del trato y a la hora acordada, tenga respuestas.

Faltando poco para el medio día, Aimara se levanta de la cama para alistarse, cuando escucha la puerta de la habitación abrirse de pronto sobresaltándola. Es George.

—Tu padre está en casa —es lo primero que dice al ver en su mirada lo preocupada que está.

—¿Qué fue lo que sucedió? —pide saber un tanto molesta.

—Fraude fiscal. Lo bueno es que no hay pruebas de que eso sea así, mis abogados están buscando quien hizo la denuncia, ya que fue hecha de forma anónima.

—Él nunca haría algo así, si ocurrió, él no estaba al tanto de nada —sus ojos casi se salen de sus cuencas al escuchar semejante acusación.

—Cálmate, no hay pruebas de nada y mis abogados se están encargando de todo. Eres mi esposa y protegerte a ti significa proteger también a tu familia y eso voy hacer —se acerca a ella rodeándola con sus brazos, sintiéndose impulsado hacerlo.

—Gracias —es lo único que logra decir, realmente no esperaba que se comportara de esa forma.

—Vamos, te llevo a casa de tus padres —se separa de ella y sale de la habitación dejando que se aliste.

George recibe una llamada, es uno de los socios, por lo que se va rápido al despacho, sospechando el motivo.

—Dime Johnny.

—¿Se puede saber por qué tienes acciones en la empresa de Tecnologia de los Walker?

—Negocios personales que no tienen nada que ver con la empresa.

—Los inversionistas no piensan igual, las acciones están bajando. Debemos tener una reunión, porque debemos hacer algo, tú en especial.

George cuelga la llamada, no esperaba que sus socios se enteraran de esto tan pronto. Solo espera que esta noticia no llegue a oídos de su padre, de lo contrario, estará en problemas.

Sale del despacho viendo a Aimara bajar las escaleras. Sacude sus pensamientos al recordar lo bien que la pasaron durante la noche, deseando repetir, algo nuevo en él, ya que no suele estar con la misma dos veces.

—Estoy lista, ¿nos vamos? —pregunta al notarlo disperso, haciéndola sentir incomoda.

—Sí, vamos.

Hari Ramírez

Empezamos con esta nueva historia. Cuéntenme que les parece George y el lio donde esta metida Aimara.

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