Capítulo 31

Aimara se va a la habitación esperando poder dormir y descansar un poco pero se encuentra a su madre sentada en la cama esperándola.

—Estas semanas en que te creíamos muerta, pensé que no tenía ya más motivos para vivir, sentía que mi vida había terminado —hace una pausa limpiando sus lágrimas—, cuando Pietro nos dijo que todo fue una farsa, un montaje y que sí estabas viva, no hay palabras para explicarte cómo me sentí.

—Lo siento mamá, yo no…

—Lo sé —la interrumpe—, no sabes cuánto agradezco tener esta otra oportunidad contigo a mi lado, pero puedo ver en tu mirada que no la pasaste nada bien allá, qué cosas ocurrieron o están ocurriendo, solo espero que me brindes la oportunidad de ayudarte, de que abras tu corazón.

Aimara la abraza, sin poder aguantar ni un segundo más todas esas emociones que le aprietan el pecho hasta asfixiarla.

—Necesito asimilar todo esto, ha sido una cosa tras y estoy cansada, solo me gustaría que algunas cosas cambiarán.

—¿Qué cosas? —in