—¿Entonces queda descartado que uses a la zorra de tu esposa? Bueno, pronto exesposa. —Aunque Madeline sepa todo, incluso si fue Marco quien le pidió ayudar a Cassandra, o quién sabe quién más… ¡NO LO HARÉ! ¡Prefiero irme a Italia y buscar hasta debajo de las piedras a mi mujer! Un silencio pesado se instaló entre los amigos, un momento interrumpido por la risa de Antonio. —Típico de ti, hermano, te gusta tomar los caminos largos y complicados, jaja. ¡No tienes remedio, Angelo! Por cierto, ¿qué has averiguado sobre el cómplice que ayudó a Marco a hundir a los Brenaman? Sabemos que tuvo que ser alguien poderoso en Miami. —Estoy revisando las listas de todos los contactos potenciales de Marco de los últimos cinco años. Tengo detectives investigando la quiebra de varios restaurantes de los Brenaman… Pero es complicado, demorará un tiempo. ……….. ✧✧✧ Florencia, Italia. ✧✧✧ Los ecos de arcadas resonaban en el interior del baño. Esa noche, Cassandra, usando una bata de dormir, se se
—¿Cómo sé que doña Emma Brenaman está muerta? —habló Marco Fiorentino—, Cassi. Realmente no lo sé, pero, ¿no te parece extraño?, en el mes y medio que viviste con Angelo, algo hubieras notado si ella estuviera viva y él tuviera salir y verla o comunicándose con alguien de manera sospechosa… Pero, nada de eso pasó. —¡ENTONCES NO SABES! ¡NO DIGAS QUE LOS DOS ESTÁN MUERTOS! —gritó Cassandra furiosa entre lágrimas. Marco sintió la ira arder en su interior, pero intentó mantener la calma. —Tienes razón. Hablé de más… Solo me duele, no quiero que te des falsas ilusiones, Cassi… Eres la única persona en el mundo en la que confío, y que significa tanto para mí —dijo él, su expresión de dolor, hacía parecer que estaba a punto de derramar lágrimas. ¡Cassandra se conmovió! "¿Qué estoy haciendo?, Marco me ha ayudado tanto y lo culpo, lo hiero…" Pensó ella con dolor en su corazón, acercándose nuevamente a ese hombre rubio y apoyando su mano en la mejilla de Marco con delicadeza. —E
En un salón de reuniones fuera del mismo club. Madeline se encontró con… Harold Montgomery. —Señora Fiorentino, ¡Oh, no! ¡Disculpe!, es cierto que está en proceso de divorcio. Ahora en todo Miami saben que regresa a ser la señorita Black. ¡Madeline frunció el ceño de inmediato ante la insolencia de ese hombre! —¡¿Qué quieres?! ¡No lo conozco! —alzó ella la voz con molestia, de inmediato clavó sus ojos grises en dirección a la puerta unos metros tras ella pensando en huir, pero dos grandes y fuertes guardaespaldas estaba de pie, impidiendo que tal acto se lleve a cabo. —Tome asiento, señorita Black —hizo Harold un gesto con su mano, indicando el sofá rojo cerca de donde él estaba. Madeline negó lentamente. —No. Estoy bien de pie, habla. Dime lo que tengas qué decirme y déjame ir. —Cassandra Brenaman se casará con el señor Marco Fiorentino —dijo siendo directo, a la vez que su expresión se tornaba fría. —Oh… Lo imaginé —susurró la mujer de cabellera corta casta
Cassandra sintió como si la hubieran golpeado en el estómago; una sensación asfixiante la dominó. "Prometidos… Sí, es como… esposos…" "Él no me exige y dice que no espera que yo le corresponda, pero eso no durará. Tarde o temprano querrá más de lo que puedo ofrecer y me exigirá…" Pensó la mujer, sumida en la tristeza. —Vamos al médico. En cuanto a la cita, no quiero ir… —¿No? ¿Por qué no, Cassi? Tengo una linda sorpresa para ti, que seguro te gustará mucho —sonrió Marco, una sonrisa triste que intentaba convencer a Cassandra. Ella lo miró fijamente, exhaló y desvió la mirada hacia la calle principal. "Volver a la villa solo me hará pensar en los días que tendré que soportar sin mis gemelas…" Pensó Cassandra, incómoda. —Está bien. Quiero ver cuál es esa sorpresa. …………. ✧✧✧ Miami, Estados Unidos. ✧✧✧ ¡BAM! Un disparo resonó en el salón reservado del club de tiro. Con la mirada fija en el blanco, un segundo disparo siguió. Las puertas se abrieron y Antonio Ro
✧✧✧ Media hora después, en la mansión Fiorentino. ✧✧✧ ¡CLANK! El sonido de la puerta resonó en la sala principal de la mansión. Sentada en un lujoso sofá de terciopelo, Madeline Black dirigió su mirada hacia los dos italianos. —Angelo~ te estaba esperando, mi amor —dijo ella, sonriendo con un tono agudo que incomodaba a su esposo. Él avanzó con pasos firmes y se detuvo frente a ella. Madeline levantó la mirada, enfrentando la fría mirada de su pronto exesposo. —No tengo tiempo que perder contigo, Madeline. Habla de una vez —dijo Angelo, su voz gélida haciendo que un escalofrío recorriera el cuerpo de la mujer. Sus penetrantes ojos azules la miraban con odio. Madeline tragó saliva, sintiendo la presión en su pecho. En ese momento, ella sacó un sobre de su bolso. —Primero, tengo un obsequio para ti, amor mío… —intentó sonar firme, aunque la presencia de él la hacía sentir que se ahogaba. Angelo le quitó el sobre con rapidez y lo extendió hacia un lado. Antonio, su amigo, entend
Los labios finos, la forma de su rostro, la nariz, el cuerpo… Esa mujer en las fotografías, definitivamente… ¡NO SE PARECÍA A EVELYN BLACK! "¿Se están burlando de mí? ¿Creen que soy un estúpido? ¡¿Cómo podría ser ella?!" Angelo tragó en seco, su corazón latiendo descontrolado como si quisiera escapar de su pecho. De repente, la mano de Antonio se apoyó en su hombro y lo devolvió a la realidad. Antonio Rossi se inclinó hacia él. —¿Qué te dijo? ¿Por qué revisas las fotos con tanta atención? Angelo miró a su amigo, incapaz de articular una palabra. —¡Angelo! ¡¿Qué te dijo?! —gritó Antonio, preocupado por el estado de su amigo. —Evy… Dijo que es… Evelyn —susurró Angelo, sin poder creer lo que escuchaba o lo que había pronunciado. ¡Antonio frunció el ceño! —¡AL CARAJO! ¡¿CÓMO PUEDE SER ELLA?! ¡ESTÁ MUERTA, ANGELO! Madeline se quedó paralizada al escuchar la conversación entre los hombres. No podía creerlo. ¡No podía terminar así! ¿Fue utilizada por Harold Montgomery? ¿Ese m
—Siempre he estado enamorado de ti —confesó el italiano de cabellera rubia. Los ojos dorados de la mujer, se abrieron en gran manera, su expresión llena de incredulidad, ella no lo podía creer. Cassandra de inmediato se alejó de Marco, afortunadamente para él, el local se encontraba vacío, a excepción del personal. —¿Recuerdas el "salons de thé" que visitamos en París hace seis años?, era una agradable primavera, estabas en la semana de tu cumpleaños —sonrió Marco ignorando por completo la incomodidad en Cassandra. El aire estaba impregnado de un ligero aroma a té recién preparado y pasteles recién horneados. Una suave música de piano llenaba el ambiente. Una atmósfera de ensueño que Marco había querido crear. Las mesas, cubiertas con manteles blancos, cada una con un pequeño centro de flores frescas que añadía un toque de color y vida al entorno. Las sillas, tapizadas en terciopelo rojo, invitaban a disfrutar de un momento de tranquilidad Cassandra miraba a su alrededor, l
—Tenías grandes planes y ambiciones que te fueron arrebatadas, brillabas hablando de tu futuro con una sonrisa en el rostro… —Marco se inclinó, susurrando a su oído: —Todo por culpa de Angelo Fiorentino. Que destruyó tu familia, tu patrimonio, tu vida, te arruinó enviándote a prisión cuando tenías un espléndido futuro por delante. ¿Y por qué?, juzgarte de un asesinato. Te dio la espalda y yo me vi obligado a fingir estar de su lado para buscar las pruebas de tu libertad. Las lágrimas comenzaron a emerger de los hermosos ojos dorados de la mujer. A la vez que la sorpresa la invadió cuando sintió que marcó apartaba su rubia cabellera de su nuca y le colocaba un collar de oro, con un hermoso colgante de una rosa con piedras de rubí. —Un pequeño recordatorio: puedes florecer de nuevo si te lo propones, Cassi. Quédate a mi lado. Destruiré al monstruo que te dañó, y recuperarás todo lo que has perdido. Cassandra tragó saliva con inquietud, con su mano tocó el colgante de la rosa. Sin