Capítulo 116: Es mi culpa...

Angelo tomó la USB y la colocó sobre la mesa, dejando su cigarrillo en el cenicero.

Con su laptop a un costado, se preparó para revisar el contenido.

Al conectar la USB, su mirada se tornó intensa, y su pulso se aceleró a medida que los documentos comenzaron a aparecer en la pantalla. Él revisando con atención.

—¿Es todo verídico? —preguntó, su voz más baja, casi una murmuración.

—Sí —respondió el detective—. Todo lo que contiene es verdadero. Los reportes reales, señor Fiorentino.

Angelo frunció el ceño al leer una línea en particular…

¡Un expediente abierto por intento de suicidio!

¡Su rostro se volvió pálido!

Una mezcla de sorpresa y shock cruzó su mirada.

—¡SALGAN TODOS! —alzó la voz el CEO Fiorentino—. Usted quédese —le ordenó fríamente al detective.

Tras unos pocos minutos, el salón de reuniones quedó únicamente con ese italiano y el hombre que contrató para tal investigación.

Él miró al detective, buscando respuestas.

—¿Suicidio? —recalcó Angelo, su voz temblan
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