Robert recibió una llamada del departamento de vigilancia en la mansión. ¡Solo había una toma! La niñera y la sirvienta Margaret llevaban a las gemelas dormidas. —¿Y dónde están esas mujeres? —preguntó Robert, alterado. —No están. Ya las buscaron… Desaparecieron. El mayordomo colgó la llamada, cerrando los ojos por un momento. "No puede ser… El señor Fiorentino va a…" Su corazón latía con fuerza, sumido en la preocupación. ……… Solo unos minutos después. ¡CLANK! La puerta se abrió de golpe. Robert irrumpió en la habitación de su señor. —¡¡SEÑOR FIORENTINO, ES URGENTE!! —gritó el mayordomo, palideciendo al ver a Angelo en la cama con Madeline— ¡¡NOOO!! ¡¡DIOS MÍO, SEÑOR FIORENTINO, LA VA A MATAR!! —gritó al ver a Angelo sobre ella, ahorcándola. —¡¡¡ESO QUIERO!!! ¡ALÉJATE! —le gritó Angelo, furioso. —¡No, señor Fiorentino! ¡No vale la pena que ensucie sus manos! —Robert se acercó, forcejeando con Angelo. Madeline se retorcía, luchando por liberarse de la feroz a
—No estoy para bromas ahora, Antonio —dijo el señor Fiorentino, su voz cargada de evidente molestia. —¿Y ahora qué te hice? ¿Por qué suenas tan molesto? No me digas que… —Antonio Rossi hizo una pausa—. ¿Te acostaste con Madeline? —¡NO! —respondió Angelo de inmediato, su frustración evidente—. Bueno, no lo sé, creo que no… —¿Crees que no? Jaja~ ¿y eso? —¡ANTONIO, ME DROGARON! —gritó el CEO, su voz resonando con intensidad—. La hija de puta me drogó. No recuerdo mucho… Desperté desnudo y ella a mi lado. Fue la escena más repulsiva de mi vida. ¡Envía a tus hombres de confianza! No confío en los míos. —¿No? ¿Por qué no? Tu gente es muy eficaz y… —Cassandra huyó con las gemelas —dijo Angelo interrumpiendo a su amigo. —¡¿Ah?! ¡¿Se fue?! ¡Increíble! Marco te ganó~ —dijo Antonio, dejando escapar una risa burlista. —¡Basta de tontear! —gritó Angelo, terminando la llamada y entregando el teléfono a Robert. La tensión en la habitación del CEO aumentaba. El mayordomo observaba a Angel
✧✧✧ Miami, Estados Unidos. ✧✧✧ —¡NO PUEDES OBLIGARME A HACER ESTO, ANGELO! —gritaba Madeline, furiosa, mientras se negaba a subir al helicóptero del CEO. Vestida con ropa sencilla, una blusa y pantalones que una sirvienta le había conseguido en la mansión, la mujer castaña luchaba contra los dos guardaespaldas del señor Rossi, que la sujetaban con fuerza. —¡NO ME PUEDES OBLIGAR! —su voz resonaba con desesperación. Angelo, en su elegante traje oscuro y gabardina negra, se acercó, inclinándose hacia ella. Susurró con un tono amenazante: —¿Crees que me importa? En mi hogar, las cosas se hacen a mi manera. Un hombre se acercó, abriendo una pequeña caja rectangular y sacando una jeringa, preparando la inyección. —¿Solo la dormirá? —preguntó Angelo, con una voz fría y un gesto serio. —Sí, señor Fiorentino. Lo suficiente para que no cause un escándalo y puedan hacerle los chequeos en el hospital. —Procede a inyectarla. No quiero tocar a esa cosa o la mataré —habló con frialdad, refir
Cassandra salió al jardín, desesperada por tomar un poco de aire fresco. La puerta resonando tras de ella. Frente a ella se extendía la hermosa villa, una obra de arte iluminada por la luz dorada del atardecer. Pero esa belleza no lograba calmar la incomodidad que la consumía. Con las manos en la cintura, tomó una profunda bocanada de aire y exhaló… pero en ese instante, las lágrimas comenzaron a brotar, y el paisaje se tornó borroso ante sus ojos. Clack~ El sonido de la puerta se repitió. Cassandra se volvió, y vio a don Lino, quien sostenía su teléfono móvil y lo extendió hacia ella. —El señor Marco quiere hablar con usted. Cassandra tomó el teléfono y se dirigió a una banca de madera pulida, buscando un refugio en el corredor. —¿Cassi? Escuché de don Lino lo que pasó con las gemelas —dijo Marco, su voz cargada de dulzura. Ese hombre siempre tenía el poder de calmarla. Le traía paz, y los recuerdos que guardaba de él eran cálidos, como el sol de la mañana acariciando su p
Cassandra sintió un nudo en la garganta. Quiso detener a Cristal, pero su cuerpo no respondía y las lágrimas comenzaron a brotar de nuevo. —Yo sí creo que seas mi mamá… —susurró tímidamente Clara, limpiando sus lágrimas con los puños pequeños de sus manos—. Pero hermanita tiene razón. ¿Por qué papi tenía otra esposa? ¿Por qué no dijiste que eres mi mamá? —La verdad… tenía miedo. No quería que sufrieran, porque son las niñas más encantadoras del mundo, las más listas y tiernas… —Cassandra extendió su mano hacia Clara, la gemela menor—. ¿Me das una oportunidad para demostrarte cuánto me importas y que realmente soy tu mamita, Clara? Clara, haciendo un puchero, asintió y tomó la mano de Cassandra. —Vamos a buscar a tu hermanita. En esta casa, el tío Marco debe tener algunos álbumes. Te mostraré cómo era de pequeña y cómo conocía a tu papi desde entonces. …………. ✧✧✧ Miami, Estados Unidos. ✧✧✧ El señor Fiorentino se sentó tras la imponente mesa de su salón de reuniones en la mansió
Angelo tomó la USB y la colocó sobre la mesa, dejando su cigarrillo en el cenicero. Con su laptop a un costado, se preparó para revisar el contenido. Al conectar la USB, su mirada se tornó intensa, y su pulso se aceleró a medida que los documentos comenzaron a aparecer en la pantalla. Él revisando con atención. —¿Es todo verídico? —preguntó, su voz más baja, casi una murmuración. —Sí —respondió el detective—. Todo lo que contiene es verdadero. Los reportes reales, señor Fiorentino. Angelo frunció el ceño al leer una línea en particular… ¡Un expediente abierto por intento de suicidio! ¡Su rostro se volvió pálido! Una mezcla de sorpresa y shock cruzó su mirada. —¡SALGAN TODOS! —alzó la voz el CEO Fiorentino—. Usted quédese —le ordenó fríamente al detective. Tras unos pocos minutos, el salón de reuniones quedó únicamente con ese italiano y el hombre que contrató para tal investigación. Él miró al detective, buscando respuestas. —¿Suicidio? —recalcó Angelo, su voz temblan
—¡¿Por qué papi y tú nunca estaban juntos?! —reclamó Cristal—. ¡¿Por qué viajas por el mundo tanto y volviste como niñera sin decir nada?! —Eso… —Cassandra hizo una pausa. Entendía que Angelo mintió. Él no iba a decirles a las niñas que su madre era una exconvicta de la que se divorció. Ella podía decirles la verdad. ¡Era su oportunidad de dejar a Angelo como un monstruo frente a las niñas! Hacer que lo odien poco a poco y que únicamente la vean a ella. Que se acostumbren a estar sin él y algún día, todo estaría "bien". Pero… —Es que… Angelo y yo queríamos darles una sorpresa~ —sonrió Cassandra, mintiendo. —¿Sorpresa? —preguntó Cristal con gran interés. —Sí~ el día de su cumpleaños, pensábamos revelar la verdad~ entonces les daríamos muchos obsequios y… —¡¡SIIII!! ¡ME GUSTA! —gritó Cristal emocionada, levantándose de un saltito—. ¿Cuándo vendrá papá?, él tiene que pedir perdón por ocultarlo —añadió. —¡Sí, quiero ver a mi papá! —exclamó Clara, su mani
¡CASSANDRA QUEDÓ EN SHOCK! No sabía qué decir, qué hacer o cómo reaccionar ante la propuesta matrimonial de Marco Fiorentino. —Cassi, cásate conmigo —volvió a proponerse, Marco. Ella parpadeó lentamente, sus ojos dorados volviendo a verlo fijamente. —¿Es… Es en serio…? —le preguntó ella en un susurro cargado de incredulidad. Marco asintió, soltando un suspiro, tomó con dulzura la mano izquierda de Cassandra que se encontraba sobre la mesa comedor. —En realidad. Sé que amas a Angelo, pero… —¡No lo amo! —gritó ella interrumpiendo a Marco. Rápidamente negando con su cabeza a la vez que su expresión se tornaba llena de dolor y sus lágrimas amenazaban con emerger. —Cassi, no tienes por qué mentirme. No te voy a juzgar por amar a ese idiota, después de todo, el fue tu primer amor, es algo que no podré borrar jamás. Pero, no será siempre así; dejarás de amarlo algún día. Cassandra sintió un agudo dolor asfixiante en su pecho… No pudo más, las lágrimas se comenzaron a desli