Capítulo 862
Damian estaba exhausto y hambriento. Había perdido la cuenta de cuantas veces había gritado de dolor y tenía la boca tan seca que le dolía la garganta. La puerta de la celda se abrió y el crujido de la puerta de hierro fue como una sentencia de muerte para Damian.

Una figura alta y oscura se le acercó con una bandeja. Damian no podía ver el rostro de la persona con claridad, pero le pareció ver una sonrisa en sus labios. La sonrisa le hizo estremecerse.

—¿Quién eres? —preguntó, retrocediendo instintivamente. No había ningún lugar adonde ir y sus ojos se movían frenéticamente.

—¿Ya no me reconoce, señor Damian? —preguntó la figura, deteniéndose frente a él. Lo miraron como un depredador evaluando a su presa, con ojos fríos y calculadores.

—¡Eres tú! —Los ojos de Damian se abrieron en shock cuando finalmente vio el rostro de la figura. Se enderezó, pero el movimiento repentino hizo que le dolieran las heridas.

—¿Por qué me secuestraste? ¿Quieres dinero? ¡Mi padre hará que te ma
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