—Ninguna antipatía duraría para siempre en este mundo, y lo mismo ocurre con las amistades. Míranos ahora. ¿No estamos jugando en el mismo equipo?

Arianna no tuvo la oportunidad de responder antes de que él continuara:

—No me digas cosas como que la sangre es más espesa que el agua o que nos estamos ayudando solo porque somos hermanos. Esas son excusas tontas en las que tú y yo no creemos. Solo podemos sentarnos aquí juntos para discutir nuestro plan por una razón. Tenemos el mismo objetivo en mente, y este plan nos beneficiaría a ambos. ¿Tengo razón?

Arianna miró a Nathaniel con una mirada solemne.

—No es necesario que me mires de esa manera —Nathaniel se rio entre dientes—. Te dije que no somos enemigos, al menos no ahora. Siempre serás mi querida hermana menor mientras persigamos lo mismo. Seré tu hermano mayor quien también puede ayudarte.

Arianna no dijo nada y solo miró a Nathaniel en silencio por un momento. Encogiéndose de hombros, comenzó:

—Está bien entonces. Tie