“Abuelo, lamento haber sido tan revoltosa”, susurró Lily.

Ella se sentía muy mal por haberse peleado con su familia por un hombre así.

“Chica tonta, no hay nadie que no haya sido revoltoso cuando era joven. ¡Solo ten en cuenta que esta siempre será tu casa!”. Cuando terminó de hablar, giró la cabeza y tosió varias veces.

Cuando Lily oyó a Wilfred toser, se levantó inmediatamente y lo miró de forma nerviosa. “¿Te encuentras bien? ¡Haré que venga el médico a verte!”.

“¡Eso no es necesario!”. Él la sujetó y frunció el ceño con desaprobación. “No es para tanto. ¡Solo beberé un poco de agua y descansaré!”.

Luego de eso, agarró el vaso de agua que había junto a su mesilla de noche y bebió dos sorbos antes de decir: “¿Ves? Ya estoy bien, ¿sí? ¿Ya te vas? No tengo de qué preocuparme de que estés por ahí sola. Pareces muy capaz de cuidar de ti misma. Puedes visitarme cuando quieras”.

Después de una pausa, continuó: “Ese Alexander parece un buen tipo. Sin embargo, asegúrate de conocerlo bi