La habitación era enorme y estaba alfombrada, lo que daba una sensación de tranquilidad. Un señor mayor estaba sentado frente a la ventana, observando con ojos distantes la nieve que caía afuera. Aquella escena tan hermosa hacía que uno se sintiera en paz al contemplarla.

Sin embargo, el anciano no estaba sentado en una silla normal, sino en una silla de ruedas. Aunque parecía robusta y de alta tecnología, seguía siendo una silla de ruedas.

“¿Abuelo?”. Lily lo llamó con voz temblorosa.

‘¿Qué le pasa?’, pensó.

“¡Has vuelto!”. Wilfred le contestó en un tono suave, pero no desvió su mirada de la ventana.

Lily avanzó rápidamente y se detuvo frente a él. Quería acercarse más, pero se sentía un poco tímida. No fue hasta ese momento que el anciano giró su silla de ruedas para mirarla de frente. Seguía siendo el mismo que Lily recordaba.

Sin embargo, lucía mucho más viejo y tenía el pelo más blanco, y también más arrugas. Sus ojos no eran tan intensos como antes, y parecían más tranquilo