“¡¿Qué dijiste?!”. Melanie se quedó boquiabierta. Estaba a punto de continuar cuando alguien caminó en su dirección: “Qué tal, Señorita Christian. Nos volvemos a encontrar”.

Lily levantó sus cejas. ‘¿Ese no es Frank? Parece que estos dos vinieron preparados. ¿Acaso vinieron hasta aquí por mí?’.

Bueno, fuera lo que fuera, Lily no era de las que se dejaban intimidar fácilmente. Los miró y sonrió ligeramente. “Parece que no ha aprendido su lección, Señor Moreau. ¿Acaso está pidiendo otra paliza?”.

Frank se sintió avergonzado por su sarcasmo y burla, y recordó la derrota que había sufrido la última vez. “Este es un lugar público, Señorita Christian. No creo que usted sea así de imprudente”. Él estaba seguro de que Lily no se atrevería a hacerle algo en público, así que siguió provocándola.

No esperaba que una señorita como Lily fuera tan experta en artes marciales, lo que le dificultó salirse con la suya. Sin embargo, esto despertó el deseo de Frank de conquistar a Lily. Sería una haz