Al mirar el rostro miserablemente pálido de Luna, quien estaba callada mientras permanecía inmóvil, la mirada de Joshua se llenó de aún más molestia.

Él estaba en lo cierto, entonces.

La persona que abrazaba al hombre delgado detrás de las rocas era Luna. Ante ese pensamiento, la mirada de Joshua se volvió aún más fría.

Allí estaba él, preocupado de que Luna se sentía sola, ya que no había nadie con quien ella pudiera hablar después de que Christian se fuera Ciudad Banyan tan repentinamente.

¿Qué pasó entonces?

¡En menos de medio día, ella encontró a otra persona!

Si él no estuviera de pie al borde de la playa por una llamada telefónica, él no se habría dado cuenta de lo libertina y fácil que era Luna.

Ella no era así antes. Al pensar en eso, Joshua estaba aún más convencido de que Nigel y Fiona tenían razón: Luna tenía una enfermedad mental.

Si ella no estaba enferma mentalmente, ¿cómo podía ella hacer cosas tan desconcertantes?

El corazón de Luna estaba en suspenso cuando