Esa noche, Luna durmió excepcionalmente profundamente.

Neil estaba a su izquierda mientras que Nellie estaba a su derecha. La ligera respiración de Nigel provenía del collar que colgaba de la cama.

En cierto modo, sus tres personas más importantes estaban a su lado.

Abrazó a Neil y Nellie con fuerza y, de repente, sus problemas ya no parecían problemas.

Mientras sus seres queridos estuvieran a su lado, todo podría resolverse.

A la mañana siguiente, los golpes de Anne en la puerta la despertaron de sus sueños.

“¡Luna, abre! ¡Luna, despierta! ¡Buenas noticias!".

Luna, aturdida, abrió los ojos mientras se frotaba la cabeza adolorida. Se levantó de la cama y abrió la puerta.

"Tranquilízate. Neil y Nellie todavía están durmiendo".

Anne se detuvo un poco y la miró disculpándose en dirección a la habitación. Los dos niños en la cama todavía dormían, sin moverse por sus ruidos.

Luna cerró la puerta de la habitación. Bostezó, halo a Anne hacia el sofá y se sentó.

"¿Qué buenas noticia