La atmósfera en la sala se volvió extraña de repente.

Joshua no reaccionó a tiempo a los movimientos de Luna. Los instintos de su cuerpo eran mucho más rápidos que el razonamiento de su cerebro.

Miró su cuello hermoso y esos labios rojos y llamativos. La miró más de cerca.

En la sala, no solo Joshua la estudió. Casi todos los demás también.

Todos los guardaespaldas se quedaron perplejos.

¡Qué atrevimiento el de ella hacer eso! Aún así... ¡También tenía una gran figura!

Al darse cuenta de la mirada de los guardaespaldas sobre Luna, Joshua frunció el ceño con fuerza mientras gruñía: "¡Dense la vuelta!".

Los guardaespaldas obedecieron de inmediato y se dieron la vuelta al unísono. Ya nadie se atrevía a mirar a Luna.

Joshua, enojado, tomó la manta delgada del sofá y cubrió a Luna. "¿Te has vuelto loca?".

Cuando ella aún tenía puesta la gabardina, él solo pudo distinguir sus piernas largas.

Pensó que ella llevaba puesto un par de pantalones cortos o una falda corta debajo de su