"No puedes detenerme,". Steven intervino tan pronto como ella terminó su frase. "No me importa lo que piense al respecto; quiero estar con Gwen. Esto es entre nosotros dos, y no es asunto suyo".

De repente, recordó la razón por la que había llamado a su madre en primer lugar, así que respiró hondo y se calmó. "Madre, has malinterpretado todo esto. Gwen y yo nos queremos de verdad, y si no me crees, no dudes en venir a visitarnos, y trae también a papá. Gwen y yo le demostraremos lo auténticos que somos".

La señora Hughes no pudo evitar soltar una risita al oír esto. "¿Me van a demostrar lo auténticos que son? ¡Qué ingenuo eres al pensar que realmente se aman! No eres más que un crédulo engañado por una bruja calculadora".

"Mi querido hijo, por favor, abre los ojos y mira a esa mujer tal y como es. Lo único que quiere de ti es tu vida".

Steven curvó los labios en una mueca. "Madre, ya te lo he dicho; si vienes con papá a visitarnos, verán por sí mismos lo enamorados que estamos, per