Al encontrarse con la mirada fría de Joshua, fue como si sus profundos ojos oscuros estuvieran a punto de ver a través de cada pensamiento que Yannie tenía en mente. Su pregunta fue tan sorprendente que dejó a Yannie sin palabras.

Yannie se mordió el labio y agachó la cabeza para mirarse los pies, reacia a hablar.

En realidad, ella era una cobarde y estaba aterrorizada por la mirada despiadada de Joshua. Debido a eso, ella no se atrevió a levantar la mano ni a mirar a Joshua a los ojos. Ella temía contarle accidentalmente que, en un momento dado, dio a luz al hijo de Thomas.

El bebé era un secreto, y sólo el Padre Samuel y el obstetra lo sabían. Ella no sabía si alguien más sabía sobre la existencia del bebé. En cualquier caso, ella no quería que las personas sintieran lástima por ella o se rieran de ella como si fuera un tema candente para su sesión de té de la tarde.

Había una razón que condujo a Yannie a pensar así; ella había leído chismes relacionados de Thomas anteriormente.