¡Esta mujer sólo sabe presumir!

Sin embargo, cuando vieron a Luna esbozar el contorno de la joya, observando también su magistral técnica de dibujo y su singular sentido de la composición, todos se quedaron sorprendidos.

En ese momento, toda la oficina estaba tan silenciosa que sólo se oían los sonidos del dibujo de Luna sobre el papel.

Todo el mundo miraba su boceto con seriedad.

Joshua también.

Él miró las manos de Luna. Su mirada se volvió más profunda y oscura.

La figura de Luna Gibson apareció de manera inexplicable en su mente.

En aquel entonces, a Luna Gibson también le gustaba dibujar. Siempre le gustaba sentarse en una habitación soleada con la ventana abierta y dejar que la brisa moviera las cortinas detrás de ella.

Ella se sentaba frente a un tablero de dibujo y empezaba a dibujar con su técnica naturalmente hábil.

Le gustaba dibujar muchas cosas. Las flores de su casa o el paisaje exterior, pero sobre todo, le gustaba dibujarlo a él.

Su perfil lateral, sus cejas.