Luna envolvió sus brazos alrededor de Bonnie.

Las dos mujeres se abrazaron y se acariciaron el rostro con adoración. Después de burlarse de la otra por haber perdido algo de peso, Luna se volteó para mirar a Jim. "Bonnie, Jim dice que le duele la cabeza, ¿por qué no le das un masaje?".

Bonnie frunció el ceño y miró a ese hombre, a quien ella no había visto desde hace mucho tiempo, y se rio. "Señor Landry, si le duele la cabeza, le sugiero que vaya al hospital’’.

"Mis técnicas de masaje solo son adecuadas para personas normales".

Ella estaba sugiriendo que Jim no era normal en absoluto.

Jim entrecerró los ojos. Su mano, que todavía estaba en la manija de la puerta del coche, se puso rígida por un momento antes de cerrar la puerta de golpe.

Al principio, él quería irse después de acompañar a Luna a la casa, pero en cuanto escuchó esto, ya no quiso irse.

Él miró a Bonnie con una mirada aguda y dijo: "Bueno, entonces no quiero ir a un hospital. Quiero disfrutar del llamado masaje