“Luna, estás borracha”. Sentado en la esquina de un bar, Malcolm miró a Luna, que estaba bebiendo otro trago de cerveza. “Ya deberías dejar de beber”.

Luna fingió no haberlo escuchado y extendió la mano para agarrar otro vaso.

“¡Deja de beber!”. Malcolm no pudo soportarlo más y extendió su brazo para arrebatarle el vaso. “Sabes muy bien que no puedes aguantar el alcohol, así que, ¿por qué te obligas así?”.

Luna le dio una mirada inexpresiva y soltó una risita. “Malcolm, me duele”. Ella señaló borracha hacia su pecho. “Me duele aquí. Soy tan estúpida. Pensé que él sería diferente. Pensé que la gente priorizaba la familia sobre cualquier otra cosa, pero…”.

Ella se limpió las lágrimas de la cara antes de continuar. “¿Soy demasiado ingenua? Sé que él me odia, pero nunca pensé que también odiara a su hija... después de ver la forma en que se preocupaba por Nellie cuando casi la matan, pensé… pensé que sus hijos significaban algo para él, pero me equivoqué, Malcolm”.

“Nigel está enferm