Cuando Luna levantó la cabeza y observó la escena que tenía delante, se quedó tan sorprendida que casi se desmayaba.

Nigel estaba atado a una roca gigante al borde del acantilado, con los pies descalzos y todo el cuerpo suspendido sobre una caída que parecía interminable.

Mientras tanto, Fiona se apoyaba elegantemente contra la roca, con las cejas ligeramente levantadas y una sonrisa burlona en los labios.

Ella sostenía un cuchillo afilado en la mano y la luz brillaba en la hoja bajo la lluvia.

"Pensé que necesitabas más tiempo para alcanzarme". Fiona suspiró y bajó la cabeza para juguetear con el cuchillo. "Incluso estaba apostando con Nigel sobre cuándo llegarías. Por cada hora que te retrasaste, cortaré una de las cuerdas que le sujetan aquí".

Dicho eso, ella se volteó y contó la cantidad de cuerdas que sujetaban a Nigel a la roca. "Ocho cuerdas. Ya corté una, así que sólo quedan siete".

Fiona se volteó y le sonrió a Joshua. "Mira, Joshua; mira qué tan bien estoy tratando a