- Y nadie cuestionó tu embarazo, ¿verdad? – preguntó Ben.- Acerqué un poco la barriga. - Ella rió. - Me da un dolor infernal en la columna.- Ben, tu comida es maravillosa. Simplemente no es mejor que el de Salma.- ¡Descalificado! Me sacó la lengua.Sonó la campana. Nos miramos, sorprendidos.- No quiero compartir la comida. – Salma miró las cacerolas, temiendo que no se repitiera.- Es que no ofrecemos. - Sugerí.- ¿Y si es Sebastián? ¿Ofrecemos o no? - Ben estaba en duda.- Sí, es mi hermano.- Daniel también puede comer un poco. - Salma sacó una sartén, tratando de asegurarle una parte.- No creo que sea Mandy, pero ella también tiene derecho... Incluso puede sentarse a la mesa con nosotros. Me levanté, preparándome para responder.Abrí la puerta y me encontré cara a cara con Milena. Me quedé quieto, sin saber qué decir.- ¡Hola Bárbara! Ella asintió tímidamente.- Hola... - Nada más salió de mi boca.Está bien, le pedí a Héctor que rompiera contigo, pero no fue para lastimarte.
- ¿Qué paso?- Nada grave, pero necesito que vengas.- No me preocupes, carajo.- Estoy bien, lo juro. Yo solamente te necesito.- Estaré allí en quince minutos.- OK.Me dirigía a la puerta cuando recordé mi abrigo, recogiendo a cualquiera en el frente y arrojándolo sobre mis hombros.Necesitaba resolver la situación entre Sebastian y Milena de una vez por todas. Me dolía verlos sufrir a los dos cuando se amaban y habían sido apartados por sus familias egoístas y mezquinas.Si no se llevan bien, bien. Pero al menos se verían y decidirían si perdonar o acabar con todo y seguir con sus vidas.Me senté en el sofá, ya renunciando a mi comida que estaba en la mesa y ciertamente se había enfriado.- ¿Cuál es tu relación con Cindy? Yo pregunté. – ¿Entonces ella te dirá estas mentiras?- No somos amigos... Tampoco somos enemigos.- ¿Pero sabías que ella tuvo una aventura con Héctor?- Si lo sabia. Ella bajó la cabeza.- ¿Y aceptaste?- ¿Pruebas? – se burló Ben.- No, no estoy juzgando. Solo
- Para que estés aquí... Algo salió mal.- No es lo mismo. Y cuando eso suceda, te necesito conmigo.- ¿Qué hora es?- Dos de la mañana.- ¿Qué paso?No pude ver a Ben porque las luces estaban apagadas, pero la luz de la calle iluminaba un poco su rostro. Acaricié su suave mejilla, su piel suave y bien cuidada.- No admitirá lo que siente. – dijo lleno de sentimientos.- ¿No lo asumirás por ti mismo o por los demás?- Ya se las arregló para tomarlo por sí mismo. Pero no hará eso con la familia.- ¿La perra lo amenazó?- Sí.- Pensé que Tony estaba preparado para asumir lo que sentían el uno por el otro.- Me ama y no tengo ninguna duda al respecto. Aún hoy me lo repitió varias veces. Aún así...” Su voz se apagó.- Amor es amor. No puedo entender este prejuicio. Su elección es vivir una vida de mentiras... ¿Para siempre?- Lamentablemente si. Y como he dicho antes, eso no me sorprende.- Sé que esta vez te enamoraste de verdad.- ¿Ahora entiendes que las otras veces no fue amor? Pero a
Salía de casa para Perrone al día siguiente cuando Salma apareció en la habitación:- Babi... no me siento bien. - Ella habló, pálida.- ¿Que estas sintiendo? - Fui hacia ella, quien se apoyó en mí.- Me duele mucho la cabeza... Tanto que me mareo y tengo náuseas.- ¡Bueno! Grité por él, lo que tardó unos minutos en llegar.- ¿Qué paso? – preguntó preocupado al ver a nuestro amigo completamente inactivo.- Tenemos que llevarla al médico. dije nerviosamente.- Llama a Daniel. - Preguntó y noté el sudor corriendo por su frente.Salma todavía estaba en pijama. Tomé su teléfono y llamé a Daniel mientras tomaba un atuendo para cambiarme.- Buenos días, Salma. ¿Ya te lo perdiste? Oí su voz al otro lado de la línea.Parecía feliz con su llamada y fue dulce. Tal vez juzgué a Daniel demasiado pronto.- Salma no se encuentra bien, Daniel. Tenemos que llevarla al hospital.- Me voy... Estaré allí en diez minutos. - Colgó.Regresé a la sala y Ben ya había puesto a Salma en el sofá y le había traí
- ¿Cómo va a descansar? Ni siquiera tenemos ascensor en nuestro edificio. Mira qué escalones hay para subir y bajar cada vez que necesites salir.- Esto va a ser complicado.- ¿Y si alquilamos un apartamento en la planta baja? - Sugerí.- En nuestro edificio no hay apartamentos libres en la planta baja, Babi. Que yo sepa, solo hay uno disponible en el tercer piso, lo que no ayudaría mucho a la situación.- ¿Y si cambiamos de edificio?- ¿De verdad crees que podremos encontrar otro alquiler tan bajo como el nuestro y en un lugar tan bien ubicado?- El alquiler es bajo porque no hay ascensor.- Sabes que es difícil encontrar algo así... Sin contar que nuestro apartamento es lo más acogedor y perfecto que existe.- Es para Salma...Ben se detuvo y tomó mis manos, girándose hacia mí. Miró a Salma, que subía al auto con Daniel, y dijo:- Es la hora exacta para que nos vayamos, Babi. Vamos a mi madre.- ¿En Noriah Sur?- Ya lo tenía en mente para irme. No estaba bromeando cuando dije que lo
- No. Voy a viajar.- ¿Viaje? ¿Como asi? ¿Hacia donde vas?-Noria Sur. Me quedo un tiempo en casa de un conocido... Yo, Ben y Salma.- No puedes hacer eso, Babi.- Yo puedo, Sebastián. sabes que puedo- ¿Somos nosotros? Nos acabamos de conocer... Todavía tenemos tantas cosas que hacer juntos.- Oye, acabo de decir que estoy de viaje. No dije que me voy a morir o que lo olvidaré - sonreí. – Mis amigos me necesitan.- ¿Qué pasa con Tony y Ben?- Sebastián, dime algo, de verdad... Por favor.- ¿Que quieres saber?- ¿Crees que Tony dejaría todo y saldría algún día, por Ben?- No lo sé, Babi - fue sincero. – Puedo imaginar lo confundido que está Tony.- Entonces no es amor, Sebastian.Arqueó una ceja:- Hice tanta mierda con Milena... Y la amaba. todavía lo hago Nos distanciamos durante años, a pesar de que realmente nos amábamos.Yo mismo amaba a Heitor y lo había abandonado por mi orgullo y el miedo a sufrir, huyendo porque en el pasado fui rehén de ese sentimiento.- Te conozco desde ha
- ¿Todo bien? - El me miró.Um... ¿Puedes unirte a mí, por favor? Estoy completamente derretido.Confirmé con un movimiento de cabeza.- ¿Yo puedo entrar?No, por supuesto que no, te descalificaron. ¿Recuerdas que terminamos nuestra relación rota incluso antes de que comenzara?Salí de la puerta, permitiéndole pasar. Porque mi cuerpo y mi mente realmente no encajaban con su presencia.Cerré la puerta y él se quedó con las manos en los bolsillos, mirándome."Yo…" comenzó.- ¿Quieres sentarte? pregunté, mi voz débil, mi corazón latía demasiado rápido y mis piernas temblaban.- No... Estoy bien así. Vine a disculparme.Arqueé una ceja, sin entender. Hubo tantas disculpas de él que ya ni sabía a qué se refería.No podía apartar mis ojos de los suyos, sin importar cuánto lo intentara.- ¿Por lo que?- Perron. Yo... no sabía que cerraría las puertas. Pero... prometo que puedo hacer cualquier cosa para ayudar. - Parecía preocupado.- Héctor, yo... no creo que haya nada que hacer.- ¿Y estás
Entonces la puerta se abrió, dirigiéndose hacia nosotros, bloqueándonos cuando entraron Ben y Salma.Me levanté de inmediato, dándole la espalda a Héctor. Ben cerró la puerta y se encontró cara a cara con nosotros, mientras Hector terminaba de ponerse los pantalones.- ¿Descalificado? Ben lo miró, quien estaba con su rostro cerca de mi hombro derecho.Salma me miró y se dio la vuelta:- Me olvidé de algo.- Salma... ¡Vuelve aquí! – llamó Ben.Ella ya había abierto la puerta y se había ido. Ben se quedó quieto, con varias bolsas en las manos, mirándonos confundido, sin saber cómo actuar.- Héctor estaba saliendo. Dije, tratando de encontrar palabras para justificar su presencia allí.'Me di cuenta... por la tangente, quieres decir', se rió entre dientes. – Bienvenido de nuevo, Thorzinho.Héctor me empujó unos centímetros y dijo, apoyando su cabeza en mi hombro:- ¡Buenas noches, Ben!Ben sonrió y se alejó con las bolsas:-Lo guardaré aquí. ¿Te quedas a cenar? O para dormir, ¿quién sabe