Sergio Gerber Llegó el momento y mi corazón late fuerte. La llevaré lejos de ese infierno donde lleva años viviendo. Falta poco para la media noche, los pasillos están solitarios, hace dos horas se dio el último recorrido, estoy esperando a Octavio sentado afuera de la habitación de Alma, Felipe nos espera en la salida de emergencia en mi coche.Se escuchan unos pasos apresurados y me hacen levantar la mirada, es Octavio trae reposando en su antebrazo, un vestido de color azul y una abrigo.—Sergio, llegó el momento —Está sudando —, nunca había sido un criminal, pero soy de los buenos ¿verdad? Río por eso y lo abrazo con agradecimiento.—Déjeme decirle Dr. Octavio Montenegro, que es el criminal más bueno que existe. No debe preocuparse —digo con seguridad, posando mi mano en su hombro. Se limpia el sudor con un pañuelo que saca del bolsillo de su camisa. —Amigo, tienes unos diez minutos o menos para que cambies a Alma, no puede irse mostrando el trasero con la bata — Me entrega el a
Las palabras de Alma no dejaron de sonar en mi cabeza, pero de ser eso posible, ¿podremos ser felices a cuestas de todo las cicatrices que llevamos? La verdad no sé. Si logro que solo ellas lo sean, será más que suficiente para mí.Quería quedarme, pero debía volver para la clínica, no puedo dejar a Octavio con todo esto. Le pedí a Felipe que las cuidará, aunque nadie conoce ese lugar, estoy más tranquilo al saber que él está con ellas. Al salir de la habitación busqué en el closet algo de ropa y la tímida mirada de Alma no se apartaba de mí, dedujo que esa es mi habitación. Le sonreí con cariño antes de salir y entrar a otra de las habitaciones, pasando al frente de la que duele más, nunca volví a entrar en ella. Si lo hiciera creo que mi mundo se detendría y todo acabaría para mí. Minutos después me encuentro conduciendo camino a la clínica y le marcó al detective Sandoval y no tarda en contestar mi llamada.—Señor Gerber... ¿Cómo ha estado? Hacía mucho que no recibía una llamad
Alma Castillo Como la vida puede herir a un hombre como él, se nota que su dolor aún está palpitante y vivo, sus ojos lo delatan. Perdió a su esposa y está debe ser su casa. La vida es tan injusta, que afortunada debió ser, por haber conseguido un hombre respetuoso, protector y humilde de corazón. Soy una desconocida que ayudó una noche y sin pensar que terminaría siendo mi salvador, no he podido dormir, miró a mi hija solo quiero que despierte y ver sus hermosos ojos llenos de inocencia mi bebé..., cuánto has sufrido por mi culpa, por no haber sido lo suficientemente valiente para irnos lejos, lo intenté una vez y no tuve voluntad, para hacerlo de nuevo.Alana se mueve bruscamente en la cama y acarició su cabello, sus labios forman un puchero.—¡No, no, no! ¡Deja, no! — llora y chilla retorciéndose con la frazada que la cubre, está teniendo una pesadilla—. ¡No lastimes a mami, no señor por favor! ¡Noo... Mami, no! — sus bracitos están tensos a cada lado de su cuerpo, el miedo cruzab
Sergio Gerber Salí de la habitación cargado de tristeza, creo que la estoy forzando y confundiendo con todo lo que digo. No quiero que después deseé huir de mí, trataré de no hablarle más de lo que siento, así me muera por hacerlo, tal vez piense que todos los hombres somos iguales, pero no, no así. No soy como ese animal y menos la haría sufrir de tal forma, ver sus ojos oscuros hace que mi corazón se acelere, no pedí sentir esto, jamás pensé que volvería abrir mi corazón a alguien... Nada más esperaba la hora de irme de este jodido mundo y creo que ese día, estaba decidido a tomar yo mismo mi boleto de partida y ella se cruzó en mi camino, me salvó de alguna u otra manera. Porque desde ese día, solo ella abarcó mis pensamientos.Escuchó a Felipe, reír con Alana vienen entrando en la casa y en eso Felipe le susurra: —Mira quién está ahí, Alana.Gira su rostro hacia donde estoy y sus labios forman la sonrisa más sincera y sus ojitos se llenan de lág
Alma Castillo Las semanas pasaron volando, y mi cuerpo se recuperaba rápidamente, la quemadura entre mis piernas había sanado casi por completo. El doctor Octavio vino varias veces a curarme y ya por último, me envió una pomada para aplicarla dos veces al día, la piel faltante dejo una gran cicatriz palpable y de contextura áspera, verla será un gran recordatorio que me dejo Anthony. He subido algo de peso y mi rostro volvió a ser el de antes, no el de antes cuando estaba con ese monstruo, el de antes..., cuando no había entrado en mi vida. Alana, también ha ganado peso y aún no creo que esto sea real. No mojo más la cama, y no hay una noche en la que Sergio no duerma con nosotras, a veces hablamos algunas cosas triviales y otras, solo mantenemos silencio, no uno incómodo, sino de esos donde te sientes especial y no quieres dañarlo con palabras. Por fin conocí al príncipe Marc e Izán, que hermosura de niño, veía en él a Sergio, igual de caballero y protector que su tío. Y sobre M
Hablar de mi pasado con Alma, no fue fácil. Confesarle que nunca fui este hombre atentó me causó vergüenza. Esa noche, no quise salir con ellos, preferí mi trabajo, mi pasión. Camila me pedía tiempo, me exigía que las tuviera en cuenta, pero, en ese tiempo la fama me cegaba, era un pintor muy famoso y mis cuadros se vendían en grandes cantidades a un precio que pocos podían darse el lujo de pagar. Y, lo peor fue, que nada de lo que obtuve por años, sirvió para sanar mi dolor, el vacío de haber perdido mi esposa y mi pequeña que apenas tenía cuatro añitos, comenzando a vivir.Si solo hubiese estado con ellos esa noche, tal vez no hubieran agarrado esa ruta, tal vez mi hermano no habría conducido, sino yo. No lo culpo, jamás lo haría, mi querido Casanova... Aún recuerdo sus ojos, esos iguales a mi madre de color plomo y su sonrisa que cautivaba a cualquier chica, su muerte, fue nefastas para ella, que unos meses después falleció de un infartó... Esa noche, todo marchaba bien... Rec
La luz estaba empezando alumbrar nuestras vidas, aunque era poca, sé qué pronto nos resplandecerá por completo. Lo más importante, para nosotros estaba a salvo. Ese animal no dañará más a mi pequeña, que me ha llenado de alegría el corazón. No sé cómo tomará Alma, que su hija me llame papá o papi, como dice ella. Mi hija me decía papá o padre, nunca con ese diminutivo. A la vez, creo que fue por qué nunca le dediqué el tiempo necesario, sin embargo, siempre estuvo presente en mi corazón, cuando pintaba por horas o estaba fuera del país y volver a escuchar, que me llamen de esa manera, es una sensación agridulce. Estamos llegando y logró ver Alma, caminando de un lado a otro en el porche. Felipe está apoyando en el marco de la puerta, negando entre risas. Alma al ver llegar mi coche, no me dejo estacionar bien, cuando corre hacia nosotros. Está hermosa y me cuesta dejar de verla. Es la primera vez que la veo vestida de esa forma; lleva puesto un pantalón ajustado y una camisa de
Alma CastilloNo hay un día donde no le dé gracias a Dios, por haber puesto personas a mi alrededor que, no han dejado de ayudarme a seguir adelante, algunas dieron todo y te las has llevado a tu lado.Cuanto diera por decirle a mi amiga, que bese a Sergio. Qué lo amo, quiero que esté presente en la vida de Alana y de la mía por siempre. Contarle que su preciosura, le ha dicho papá. Un hombre que con solo una mirada, se ganó su corazón esa noche que vino a traernos pizza... Aunque, de repente parece que se le olvida y dice, señor pizzero. Pero, él sabe que las dos cargan el mismo amor en ellas. Estamos camino a comer helado, tengo miedo no quiero que alguien me vea, Anthony tiene mucha gente a su lado. Sergio me asegura, que para donde vamos, está cerca de aquí y no es un lugar transitado, porque estamos en un pequeño pueblo con casas aisladas en las montañas. Va conduciendo muy concentrado, sus cejas están fruncidas, pero no está molestó. Mi mirada