El camino al pueblo fue muy complaciente. Era la primera vez que iba desde hace años que había estado por ultima vez en la granja.
Llegamos a comprar todo lo que indicaba la receta medica de Jessi, y algunos víveres que hacían falta en casa.
―¿Evelyn? ―preguntó un chico llamando mi atención.
Lo conocía, sí. Era amigo de Babs, solía jugar con nosotras cuando su padre iba a dejar la paja para el granero.
―Tuck ―mencioné con seguridad, sabía que era él.
―Me recuerdas ―dijo con sorpresa.
―¿Cómo olvidarte? Ehm, ¿Cómo has estado?
―Bien, ¿qué tal tu?
―Todo bien.
―Escuché que Babs volvió a la granja, ¿estás de visita?
―No. Estoy viviendo con ella.
―Vaya, eso me parece genial ―El carraspeo de Neal nos sacó de nuestra conversación dejándome avergonzada por lo grosera que fui.
―Ah, lo siento. Tuck, él es Neal…
―Su novio ―aclaró estrechando muy fuertemente su mano, Tuck puso cara de no agrada
Jessi estaba más que contenta el día que nos fuimos de picnic al río, el asunto del piano realmente le sirvió para levantarle el ánimo, incluso recibía a la terapeuta con más entusiasmo. Charles la cargaba en su espalda y Babs jugaba con ella dentro del río. Neal y yo nos quedamos observándolos sentados sobre la manta cuadrada donde estaban nuestros aperitivos. ―Esa felicidad, te la debemos a ti, Clover. ―Si ella es feliz, tu lo eres, y si tu lo eres, yo también. Dime algo, Rainbow ―dijo mirándome―. ¿Te gusta este lugar? ―¿El río? ―Todo. La granja, el río, la naturaleza. ―¿A quién no puede agradarle todo esto? Cuando era niña, le pedía a mis padres que viniéramos a vivir con Babs y los tíos a la granja. Pero mis padres siempre fueron de ciudad, así que les costaba adaptarse incluso si era poco el tiempo que veníamos a vacacionar. ―A mi me gusta. ¿Te imaginas? ―inquirió y me dio curiosidad saber que diría―, Vivir en una
Neal insistió en ir a dejarme al pueblo, y no pude persuadirlo. Llegamos a la biblioteca que fungía también como cafetería y parecía tener buena fluidez de clientes. Al entrar solo vi a Tuck y otra chica que no se daban abasto con los clientes. ―¡Evy! ―exclamó alegre―, creí que no vendrías. ―¿Necesitas ayuda? ―pregunté al ver que se le complicaba cargar unos libros, por lo que al mismo tiempo le quitaba peso de encima. ―Bastante, Evy. ¿Vas a quedarte? Sería bastante prudente si lo haces ahora. ―Sí, no tengo problema. Además, Neal ya se fue ―dije asegurándole, pues no quería irse, pero Charles iba a necesitar ayuda. ―Perfecto, ven conmigo y te explico ―Lo seguí―. Primero que nada, ella es Chloe. ―Hola ―saludó la chica muy amablemente, yo respondí a su saludo obviamente, pero no pude evitar mirar a Tuck que parecía haberse quitado kilos de encima tras haber colocado la pila de libros sobre una mesa, tomó los que yo traía y los co
Habían pasado dos meses y todo marchaba relativamente bien, pero ese día pasaron tantas cosas, que lo veía más lejano que cercano. Tuck me había invitado a un pequeño festín que hacían en el pueblo, Chloe iría con su novio, pero la verdad lo dudé. Ese día al terminar el turno, no fue Neal quién me recogió, y yo sabía que no iba a ir. Por la tarde, esa mujer se presentó en mi trabajo. La reconocí en cuanto entró y no fue nada grato, pues me sentía asustada y desprotegida. No se acercó a nadie, y Tuck notó que ella no iba precisamente como clienta. ―¿Cuánto es lo que quieres? ―preguntó directamente y aunque me infundía miedo, pude sostenerle la mirada. No quería demostrarle que me aterraba verla. ―No entiendo, señora Costello. ―¿Cuánto quieres por dejar a mi hijo tranquilo? ―¿Usted cree que con dinero puede lograr que me aleje de él? ―Con dinero puedo solucionar las cosas. No seas tan insolente y ahorrémonos todo este dra
El fin de semana llegó y le dije a Babs de mis planes. No estaba muy de acuerdo con ellos, pero aun así me apoyó. Alisté mis cosas y Charles me llevó a la estación de autobuses, pues no quería afectar el trabajo de la granja, y si dejaba que Charles me llevara solo iba a retrasar el trabajo que había de hacerse. El camino, como toda la semana, se me hizo notablemente eterno, pero finalmente llegué. No pude evitar alimentarme un poco de la nostalgia, y pase por el apartamento que era de mis padres. Faltaba aun para las siete, así que fui a la cafetería por un buen vaso de café y una ración de esas deliciosas galletitas de mantequilla que yo amaba, y extrañaba. No sentía que el día avanzara, así que opté por adelantarme al lugar. Faltaban al menos tres horas más, así que me senté en la acera de la entrada a esperar la hora. No sé cuantas veces mire el celular. Durante toda la semana había visto mas de una vez el chat en messapp y no había notici
—Voy a ser clara contigo,muchacha. Te alejas o te alejo.Te di la oportunidad y la opciónde elegir la cantidad.Nealno es un chico que puedas manejar a tu antojo, no me gusta que se metan con mi familia.No se siente bien. Supongo que tendré que recurriruna vez másde la misma manera, ya sabes… ojo por ojo —señaló esa mujer sin sentimientos, y sabía perfectamente a donde queríallegar con esa citación.Bárbara y Jessica. Y no solo ellas, porque entonces Charles se veía involucrado también.—Yo no hice nada malo —aseguré sin poder retener mis lágrimas llenas de impotencia.
Caminé derrotada, buscando la manera de regresar a la granja, pues mis pertenencias se habían extraviado en el ultraje. Ni siquiera llevaba mi celular, y eso estaba bien. No quería verme obligada a rechazar las llamadas de Neal por miedo a no tener la suficiente fuerza para decirle que rompí mi promesa.Lo único que podía hacer, era buscar a Hector. Después de todo estaba saliendo de la residencia que yo misma trabajé. Me tomaría al menos dos horas caminando hasta llegar, y era de noche. Bastante peligroso, lo sabía, pero era la única opción. Llegar al súper dónde solíamos ir a comprar.Cada vez que un auto pasaba rezaba para que no se detuviera. Eran casi ocho kilómetros y mis pies me dolían bastante. Nunca en mi vida había caminado tanto, pero no podía ni tenía la opción de detenerme.Llegué por fin al minis&
La semana había sido algo larga, al menos para mí. Sentía que los días no avanzaban y ansiaba que llegara el día en que todo esto dejara de angustiarme.Una noche, el sonido del piano armonizó el resto de la casa, Jessi estaba tocando Moonlight y desde que había aprendido la melodía no paraba de practicar para mejorar la técnica que Neal le enseñó.No me atreví a salir de la habitación, pues esa melodía me encantaba y a la vez me daba mucha nostalgia.Pareciera que anunciara algún desastre y a la vez las mejores noticias, algo bueno. Pero desde que conocí a Neal, nada bueno estaba pasando en mi vida.Todo era tan impredecible, no era fácil adivinar si un día las cosas iban a salir bien o no.Esa angustia me tenía paranoica en muchos aspectos, pues esperaba que Neal apareciera en cualquier momento, pero no querí
―¿Te he dicho que eres una cabeza hueca? ―preguntó Babs con una taza de café humeante en las manos. Estaba soplándole. ―¿A qué viene eso? Babs ―inquirí confundida. ―Tu no deberías estar aquí, Tutti. Deberías estar buscando a Neal y pensar juntos una forma de continuar su relación. ―¿Acaso escuchaste algo de todo lo que te dije? O mínimo le prestaste atención a una que otra cosita… un detallito ―cuestioné terminando mi emparedado. ―Lo único que sé, Tutti, es que no puedes protegernos todo el tiempo ni anteponer tu felicidad por ello. Tu lo amas cabeza hueca. ―Me importan muchísimo más Jessi y tú. ―No, no, no, Tutti. Vamos por partes. ¿Qué es eso de irte y empezar de cero? Dime si eres consciente que, empezar de cero es por que no vas a mirar atrás, pero no solo se trata de no mirar más atrás, se trata de todo lo que implica ya no mirar. Soltar tu pasado nos incluye, Tutti. Y yo no puedo quedarme tranquila sabiendo que, haces tu vida lej