Rudo y gentil

Con una sonrisa que Celia reconoció como anticipación, Marcos asintió en reconocimiento. Estaba contento de volver como la mayoría. Incluso Kibi regresó para realizar viajes cortos para librarse de la presión que se generó durante las conversaciones. De todos los presentes, solo dos personas nunca se aventuraron a regresar, y la viuda de Jay era una.

-Por supuesto- Marcos reiteró con calma, observó al comandante salir de la tienda médica con un pequeño gesto. Y luego, mientras él mismo caminaba hacia la puerta, le dio a Celia una última sonrisa medio burlona pero suave antes de seguir a Kibi.

-Oh, Marcos. Tengo una carta aquí. ¿Podrías dársela a Alejandro por mí cuando regreses?

Él sonrió ampliamente

-Por supuesto.

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